Los nulos frutos del espantajo franquista

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

Europa Press - Europa Press

18 ene 2019 . Actualizado a las 07:47 h.

Volvió a ocurrir. El fantasma de Franco y del franquismo volvió a aparecer en una discusión política entre la derecha y la izquierda. En el debate de investidura de Moreno Bonilla, dos mujeres, Susana Díaz (PSOE) y Teresa Rodríguez (Podemos) utilizaron como gran argumento contra la llegada al poder del Partido Popular la conexión con el franquismo. Una, para decir que el PP pacta con uno de sus hijos, que sería Vox. Otra, para decir que el propio PP es hijo de Franco. Han pasado más de 43 años desde la muerte del general. Adolfo Suárez desmontó el mecano de su régimen pieza a pieza. La Constitución hizo volar por los aires todo su entramado legal. Los socialistas gobernaron largamente. La derecha también gobernó y, a pesar de las diferencias ideológicas y el pensamiento conservador, no rehabilitó ninguna norma del franquismo ni de sus grandes adversarios históricos. Y las personas que colaboraron con el régimen ¿dónde están? Han desaparecido: o de este mundo o de la escena pública por pura razón de edad. 

Sin embargo, una parte de la izquierda sigue viendo franquistas por todas partes. Se despiertan y descubren a Franco en el cuarto de baño. La memoria histórica de Zapatero no solo quiere hacer justicia con las víctimas, sino ajusticiar a un sistema desaparecido. Y Pedro Sánchez encontró en Franco una forma de tener presencia pública, con la finalidad de aglutinar y movilizar a su electorado. De hecho, el gran debate desde que Sánchez llegó al poder ha sido, sigue siendo, dónde situar el cadáver del dictador, porque seguir en el Valle de los Caídos es un agravio nacional. Los efectos sobre el electorado no se notaron, a juzgar por los resultados en Andalucía a pesar de ser la comunidad donde hay más fosas comunes y más cadáveres en las cunetas.

Y esto significa algo. Significa que la sociedad, incluso la que se confiesa de izquierda, no está en eso. Lo tiene superado. Las referencias a la herencia franquista quedan muy sonoras en los cortes radiofónicos, pero no mueven votos. Tengo la impresión de que nadie se mueve de casa para impulsar el desalojo de Franco. ¿Y saben el PSOE y Podemos por qué? Porque se intuye que descubrir intenciones y herencias franquistas en los partidos actuales es una ficción. Y seguramente algo peor: demuestra parálisis intelectual, cerrazón ideológica y carencia de otros argumentos políticos. Y es, además, absurdo: se me pueden buscar orígenes franquistas a mí, que tenía 28 años cuando Franco murió y llevaba 15 escribiendo en los periódicos; pero es ridículo buscárselos a Santiago Abascal, que nació en 1976; a Pablo Casado, que tiene 38 años; o a Albert Rivera, que tiene 39. Recuerdo: Franco murió hace 43 y solo quedan sus huesos.