Bauzá, mucho más que una baja

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

25 ene 2019 . Actualizado a las 08:39 h.

El Errejón del Partido Popular se llama José Ramón Bauzá, pero con dos agravantes: Errejón hace su propia lista electoral, pero sigue en Podemos, mientras que Bauzá devuelve el carné de militante del PP. Y Errejón no hace críticas al partido que fundó, mientras que Bauzá asegura que ya no puede votar por el suyo y lo califica como agente de la «catalanización» de las islas Baleares por su política lingüística. Es el primer golpe serio, aunque sea local, para Pablo Casado después de su consagración como «líder como un castillo» que ofició José María Aznar.

Ahora existe un temor más inquietante: que José Ramón Bauzá desemboque en Vox como su líder y candidato regional. Eso supondría que el giro conservador hacia la derecha sin complejos que predica la nueva dirección del PP y se oficializó con palabras en la convención nacional, precisamente para no dejar espacio a Vox, todavía no produce resultados visibles. El PP se sigue escindiendo por su derecha, como el día en que Santiago Abascal decidió abandonarlo y marcharse con Vidal Quadras. Si así fuese, el trabajo de Vox sería muy sencillo: le bastaría coger el catálogo de personajes populares desencantados o apartados, tentarlos e incorporarlos a sus listas. Podría ser demoledor a efectos de imagen. Y es el riesgo de Casado para los cambios que quiere y necesita acometer.

Pero no dejemos este asunto en una cuestión de partido que, si solo fuese eso, sería de menor entidad. La denuncia de Bauzá tiene un fondo de mayor interés para el conjunto de la nación: lo que el dimitido llama «catalanización de Baleares». ¿Existe algo de eso? Evidentemente, sí. Comenzó por la declaración del catalán como idioma oficial de las islas. Siguió por el mismo derrotero de Cataluña con la inmersión lingüística, que siempre se hace en perjuicio del idioma oficial del Estado. Ahora mismo se asiste a la exigencia de uso del catalán en todos los organismos públicos, incluida la sanidad. Recientemente ha sido noticia que una profesional sanitaria tuvo que abandonar Menorca por el problema del idioma. Y ya se hizo un tópico decir que las Baleares están dispuestas a perder talento con tal de hacer obligatorio el catalán.

Esa es la realidad de fondo. Y no olvidemos los detalles complementarios, pero no menores: en las manifestaciones identitarias que se celebran en las islas suele haber presencia de notables independentistas catalanes. Y eso no es solo por idioma o proximidad. Es porque Baleares es para ellos una parte sustancial de su mito de los Paísos Cataláns. Con esta anotación no pretendo llegar a ninguna conclusión catastrofista. Me limito a constatar algo que estamos viendo, pero a veces nos empeñamos en no percibir.