En retirada

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

30 ene 2019 . Actualizado a las 07:49 h.

La victoria es ese momento efímero de la infancia en el que el niño cree que ha logrado capturar un rayo de luz con la mano o que ha hecho levantarse el viento con su pensamiento. La derrota es otra cosa. Pero puede mirarse a través de diferentes cristales. Hay caídas dignísimas. Perdedores excelsos. Y retiradas gloriosas. El director de cine Christopher Nolan se atrevió a recrear a lo grande la evacuación de 330.000 soldados aliados de las costas francesas. Dunkerque. Una operación en la que participaron pequeños barcos del sur de Inglaterra y que fue clave en el devenir de la Segunda Guerra Mundial. Muchos franceses se sintieron olvidados en la cinta. Los británicos no. En la escena final, un grupo de soldados vuelven en tren rumiando su fracaso, esperando ser recibidos con desprecio y reproches. Pero la reacción es muy distinta. Carreras por el andén. Sonrisas. Abrazos. Nolan repesca el célebre discurso de Winston Churchill en el Parlamento. «Llegaremos hasta el final. Lucharemos en Francia. Lucharemos en los mares y océanos. Lucharemos con creciente confianza y creciente fuerza en el aire. Defenderemos nuestra isla, cualquiera que sea el coste. Lucharemos en las playas. Lucharemos en los aeródromos. Lucharemos en los campos y en las calles. Lucharemos en las colinas. Nunca nos rendiremos». Y la sensación de derrota se esfumó.

Los mineros asturianos que acudieron a rescatar a Julen salieron de la oscuridad vencidos por la muerte del pequeño, traspasados por la desgracia anunciada. Pero tuvieron que repetir una y otra vez aquello de «no somos héroes», porque para el resto del mundo, aquí fuera, continuaban siendo la punta de lanza de una operación mastodóntica en esfuerzos y rigor técnico. Nadie lo olvidará. A pesar de todo.