Luz, relator y taquígrafos

César Rodríguez Pérez
César Rodríguez JUEGO DE TRONOS

OPINIÓN

08 feb 2019 . Actualizado a las 07:51 h.

Hubo una guerra del fútbol entre Honduras y El Salvador que duró cien horas y dejó miles de muertos. También una falsa república catalana que duró 8 segundos. La que proclamó y desproclamó en un suspiro el fugitivo Carles Puigdemont en aquellos delirantes días de octubre del 2017. Y ahora tenemos en nuestras manos una descomunal tormenta política, la del relator que, según el Gobierno, debe transmitir una versión imparcial de esa extraña mesa de partidos en Cataluña.

La polémica ha incendiado redes y tertulias y ha estremecido el fino andamiaje que ahora sostiene la estructura de poder en España. El juego de tronos patrio es un baile de patos cojos. Por un lado tenemos a Pedro Sánchez, el «resistente», orgulloso prisionero de su inmensa minoría, ansioso de aprobar sus Presupuestos. Por el otro a Pablo Casado, que intenta disimular los enormes problemas de su partido a golpe de megáfono. Más allá se encuentra Rivera, incómodo por haber dejado de ser un emergente. Iglesias no sabe cómo salir del cainita remake de La vida de Brian que ruedan Podemos y sus confluencias. Solo sonríen los ultras. Y algún sector de los independentistas catalanes. Para evitar nuevas controversias, recordemos cuál es la única forma aceptable de dialogar con ellos: sin relator, con ley, luz y taquígrafos.