Barcelona amaba a Franco

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

17 feb 2019 . Actualizado a las 09:54 h.

Aún recuerdo las declaraciones de Ana Botella ante la tragedia del Madrid Arena, un recinto municipal en que murieron, en el año 2012, cinco adolescentes. Dijo entonces que depuraría responsabilidades hasta sus últimas consecuencias, olvidando que la última responsable era ella. Unas declaraciones de alguien que, tras el escándalo, lo primero que hace es poner a salvo su trasero, como el capitán Schettino, del naufragio del Costa Concordia. Algo así pasa ahora con el F.C. Barcelona y las medallas entregadas a Franco. Quiere el club, cuando se acerca la fecha de la inhumación, esperar a pie de tumba para arrebatarle las condecoraciones, desautorizando a Santa Rita. Se desentiende en cambio de quienes se las dieron en vida, y ni devuelve las copas del Generalísimo (que han pasado en su palmarés a llamarse del Rey, de un rey entonces inexistente), ni las ligas ganadas bajo su dictadura. Cuarenta años han tardado en reaccionar desde el entierro del general. Pero cuando lo tuvieron delante, no sacaban pancartas ni esteladas, lo aplaudían con servilismo y la sonrisa blanda y babosa. Barcelona la franquista aclamaba al dictador. Por eso hacen mal en recordar, en vez de mantener corrido el famoso tupido velo. Porque la memoria histórica debe servir para que las familias recuperen a sus muertos, para que los maestros vuelvan a sus aulas. No para que el oro vuelva a las arcas de los cobardes. 

La cobardía puede ser comprensible, pero si machacas en las heces corres el riesgo de que te salpique.