Manuel Fonseca de la Llave, el amigo para siempre que surgió de Barcelona 92

OPINIÓN

04 mar 2019 . Actualizado a las 09:59 h.

Su figura en la historia del deporte español no se entiende sin los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, y éstos le deben mucho. Y es que Manuel Fonseca de la Llave fue una pieza clave en la organización de la primera Olimpiada celebrada en España.

Evidentemente, este médico con aspecto de investigador minucioso y de jefe exigente, no llegó de carambola a ser el director general de deportes de esta cita olímpica que cambió para siempre la faz del deporte en nuestro país.

Desde muy joven, Manuel Fonseca - Manolo para los amigos ? selló un pacto de honor con la Asturias de sus antepasados, y en él se comprometía a descender el Sella todos los años de su vida. Así se forjó un piragüista apasionado que hoy ostenta un récord impensable para un mortal común: ha bajado en competición el Descenso Internacional del Sella en más de 50 ediciones, una gesta única y posiblemente irrepetible en nuestra Era.

Aquel atractivo y fornido joven que pasaba todos los veranos que podía en la quinta familiar de Ceceda, fue fraguando, entre carrera y carrera de piraguas, una vocación inquebrantable a la gestión deportiva. Con el tiempo, se vincularía a la federación de piragüismo llegando a ser su presidente. Más tarde, dará el vertiginoso salto al ámbito olímpico con la organización de Barcelona 92, una convocatoria que, según cuentan quienes vivieron de cerca aquel histórico momento, superó con Matrícula de Honor.

Manuel Fonseca ha protagonizado desde dentro la última Olimpiada analógica de la historia de la Humanidad, otro hito irrenunciable del que podemos aprender muchísimo. Porque además Manolo es una especie de esponja que absorbe y rezuma conocimiento y experiencia, con la agilidad y eficiencia que siempre han caracterizado su gestión deportiva.

Siempre dispuesto a transmitir y compartir su dilatada sabiduría, Manolo Fonseca es el eslabón viviente entre dos mundos: el analógico y el digital, y esta realidad tiene alto valor estratégico en materia deportiva.

Con un proverbial sentido del humor al más puro estilo de un gentleman británico, este hiperactivo septuañero, no ha perdido un ápice de la motivación por mejorar el deporte español en general, y en particular el piragüismo.

Y por supuesto, renueva constantemente su pacto de honor con el Sella, descendiéndolo una y otra vez, con la pasión de un adolescente embelesado con su primer amor.

Manuel Fonseca de la Llave cumple a rajatabla con el inspirador lema de Barcelona 92, y frecuenta con mimo y sensibilidad a todos aquellos que son ya sus amigos para siempre.

Manolo es uno de esos irrepetibles personajes que vinculan Asturias, el Sella y el espíritu olímpico. Un eterno y fraternal triángulo en el que el Doctor Fonseca navega como el mismísimo Cristóbal Colón