Unidos pudieron

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

BENITO ORDOÑEZ

17 mar 2019 . Actualizado a las 10:07 h.

Algo de lo que ahora los llevará a la irrelevancia se cheiraba ya hace cuatro años cuando el ecosistema Podemos se convirtió en un fenómeno político sin referentes inmediatos en España. Había ya una cierta predisposición a la displicencia, una irritante simplificación de los mensajes y ese ademán burgués, imposible de disimular, que transparentaba los orígenes de muchos mandos de las confluencias. Aquellas puestas en escena con referencias mesiánicas en las que Pablo Iglesias hablaba en rap y nos conminaba a asaltar los cielos anticipaban esta lamentable pelea de gallos en que se ha convertido un entorno político que ya no sabemos ni cómo se llama y del que hoy se avergüenzan algunos de quienes lo impulsaron. De este galimatías en el que los cuchillos vuelan bajo por los mismos motivos de siempre está saliendo lo peor de un grupo heterogéneo de ciudadanos en el que muchísimas personas confiaron porque creían que podían ventilar la cochiquera política y económica de la Gran Recesión y hacer las cosas de otra forma.

En contra de lo que se les reprocha, la decepción no reside en su gestión sino en algo con mucho más de sustancia: el proyecto se desangra por la ambición innegociable de muchos para retener el poder y por su incapacidad para amortiguar las diferencias en favor del bien de todos. Son palabras mayores que ellos usaron cuando irrumpieron en escena y que han manoseado hasta dejarlas sin sentido. El partido de la gente resultó ser el partido de su gente. Nadie ha desperdiciado tan pronto y con tan poco estilo un patrimonio político de semejante envergadura. Para esto, ya teníamos a los de siempre.