¡Guerra biológica!

Javier Guitián
Javier Guitián EN OCASIONES VEO GRELOS

OPINIÓN

18 mar 2019 . Actualizado a las 07:58 h.

Según informaba la prensa, hace ahora poco más de un año Estados Unidos decidió retirar de su embajada en Cuba a todo el personal no esencial y a sus familias. El motivo: una veintena de diplomáticos «acusaban síntomas variados como mareos, vértigo, confusión mental, sordera parcial y lagunas de vocabulario básico, supuestamente provocados por la exposición a sonidos persistentes de origen desconocido en sus casas o habitaciones de hotel».

El alarmante episodio fue considerado por el Departamento de Estado como un «ataque sónico», ya que no sólo originó la indisposición de dos docenas de empleados, sino que desencadenó un cruce de acusaciones entre EE.UU. y Cuba. La sombra de la guerra fría planeó de nuevo sobre el mundo, pero, mientras Donald Trump se frotaba las manos, dos investigadores de las universidades de Berkeley, en California, y de Lincoln, en Reino Unido, se pusieron manos a la obra.

Se trata de los profesores Alexander Stubbs y Fernando Montealegre-Zapata quienes, en su informe recientemente publicado, afirman: «El canto del grillo de cola corta de las indias (Anurogryllus celerinictus) concuerda, en matizado detalle, con la grabación de la embajada difundida por Associated Press, en duración, ritmo de repetición de la vibración, espectro de intensidad, estabilidad del ritmo y oscilaciones por latido». Y concluyen, «Esto proporciona fuertes pruebas de que el eco de un canto de grillo, más que un ataque sónico u otro artilugio tecnológico, es el responsable del sonido de la grabación difundida». Ni ataque sónico, ni leches: ¡grillos! ¡Guerra Biológica!

No quiero parecer el teniente Colombo, pero si en el entorno de la embajada hay muchos grillos, están en época de cortejo, son de hábito nocturno y el sonido se escucha por la noche parece más razonable pensar que son los culpables de tales sonidos que atribuirlos a un siniestro ataque sónico. Si realmente los cubanos quisieran deteriorar la salud de los diplomáticos americanos sería mucho más efectiva una grabación de un discurso de uno de los hermanos Castro o repetir sin límite la nueva canción de Eurovisión.

Por increíble que les parezca la historia, a mi me resulta mucho más sorprendente la forma en que los animales tratan de conquistar a sus parejas. Algunas especies se atraen por el color de las plumas, otros seducen a través del baile o de extraños sonidos. Los hay que emiten ultrasonidos y los más peligrosos hasta se comen a su pareja mientras copulan en una extraña celebración del ‘Día de San Valentín caníbal’.

En el caso concreto de los grillos, los machos producen sonidos de estructura regular durante el cortejo, mediante el frotamiento de sus alas esclerotizadas. Las hembras se sienten atraídas por determinados machos en función de sus canciones, de tal manera que los sonidos han evolucionado hacia una notable complejidad que hace que las distintas especies emitan cantos diferenciados.

Como siempre, el Departamento de Estado no descarta que el personal de su embajada haya sido atacado por cualquier otro sistema desconocido coincidiendo con el cortejo de los grillos; me parece una idea sugerente. Mientras encuentran la nueva arma, me sigo preguntando quién tiene el ‘cerebro de grillo’ en esta historia y me inclino por que no es, precisamente, el Anurogryllus celerinictus.