Pintura y botellas

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

07 abr 2019 . Actualizado a las 10:04 h.

Esta semana me pidió Diana Aitchison, la mujer del pintor inglés Tim Behrens, unas líneas para leer en la fiesta de recuerdo que organizan en Londres este fin de semana -dos años después de su muerte- familiares y amigos y a la que lamentablemente no he podido acudir. Y, claro está, he recordado cuando nos vimos por primera vez hace veinticinco años. Recuerdo que antes de conocerlo le compré un cuadro, un retrato del escritor uruguayo Juan Carlos Onetti, que yo tanto admiraba, y que un buen día decidió meterse en la cama y quedarse allí para siempre. Onetti era el cronista del fracaso, y Tim, indudablemente, un personaje escapado de sus relatos, tal vez un amigo de Larsen que paseara con su pelo de color zanahoria por las calles de Santa María. Tim llegó a Galicia tras varios rodeos por la Toscana y la Alpujarra y aquí descubrió la tierra prometida. El país de la indiferencia. Aquí Tim escribió poemas y pintó cuadros, se nos bebió las botellas de nuestros bares y cosechó amigos prudentes y callados. El pintor inglés, que pudo haber hecho carrera y fortuna al calor de la hoguera de las vanidades, resultó ser despóticamente incorruptible. Tim era generoso hasta la exasperación. Hijo de un banquero judío, si eso no es un pleonasmo, sentía un profundo desdén hacia lo material. César Otero, Tim Behrens, Fernando Rey, mi hermano Javier, Jaime Tenreiro, Alfonso Abelenda murieron dejando las botellas vacías y los lienzos manchados. Ahora en Londres se acuerdan de los nuestros.