Agujeros en campaña

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

EVENT HORIZON TELESCOPE COLLABOR

14 abr 2019 . Actualizado a las 10:43 h.

En plena cháchara electoral, el universo irrumpió en campaña. Ocho radiotelescopios construidos por seres humanos emplearon cinco días del año 17 en fotografiar el horizonte de sucesos de un agujero negro, una estampa que culmina la retórica poética que adorna a este artefacto astral como si fuese un guion de C. Nolan. El retrato pesó tanto que no pudo mandarse por Internet y hubo que fletar aviones para trasladar la medio tonelada de discos duros en que quedó almacenada la deslumbrante imagen, lo que concede al proceso una solidez decimonónica.

Todo está lleno de paradojas políticas en esta gesta científica que ningunea a la reconquista de atrezo y soberbia nacionalista que se ha inventado ese tal Abascal. La foto es de un instante cósmico acontecido hace 55 millones de años, cuando sobre la Tierra todavía no se hablaba del procés. De hecho, Villarejo todavía no había grabado a Pablo Iglesias. Lo que vimos el día 11 es un prodigio espacio temporal algo más destacado que la vuelta a las catacumbas de Pablo Casado y su revisionismo sobre el derecho al aborto.

El primer agujero negro de nuestras vidas se llama Pöwehi, que en hawaiano significa «fuente oscura embellecida de creación interminable», lo que demuestra que las lenguas minorizadas pueden ser mucho más precisas que las normalizadas. Merodeaba por la galaxia M87 cuando fue captado por la Tierra, convertida en un inmenso telescopio gracias a la admirable coordinación de un grupo de países que suelen tener más remilgos cuando el objetivo es el ser humano. Todo es emocionante y mayúsculo en esta historia, incluida la mente de Einstein a quien Pöwehi ha dado la razón. Pero sigamos con la campaña.