El debate del debate

OPINIÓN

19 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La campaña electoral, metida en medio de las vacaciones de Semana Santa, nos está dejando más detalles y anécdotas que reflexiones políticas. Muchas cosas que estamos viendo estos días están rompiendo los esquemas. También se suma a que en menos de un mes volveremos a las urnas, con lo cual los mensajes de ahora también tienen que servir de cara a las municipales, autonómicas y europeas. Pero si algo creo que está dando que hablar son las decisiones de la Junta Electoral Central (JEC), que dejan al descubierto algunas cuestiones legales que habrá que corregir de cara al futuro.

Sin duda hay dos decisiones que han generado multitud de comentarios. Por una parte, a dos políticos presos catalanes (concretamente con Jordi Sánchez y con Oriol Junqueras) se les ha dado permiso para que se les pueda realizar entrevistas, para que puedan dar ruedas de prensa e incluso para que puedan participar en mítines (en todos los casos no presencialmente, sino por videoconferencia). Todo esto mientras se desarrolla el juicio del procés, que a nadie se les escapa que ocupa ahora mismo el epicentro de la actualidad política catalana.

Pero si algo está dando que hablar y mucho estos días son los debates. O el debate, en singular. Atresmedia se las veía muy felices al tener la exclusiva con Pedro Sánchez, Pablo Casado, Albert Rivera, Pablo Iglesias y Santiago Abascal. Por decisión de la JEC no podrá estar Vox al no contar actualmente con representación parlamentaria. Ello ha provocado que el PSOE prefiera el debate en RTVE, que ofrece en abierto la señal a todas las cadenas de televisión, radio y medios digitales, a hacerlo en un grupo de comunicación privado. Pero claro, el problema se enquista cuando tanto RTVE como Atresmedia han fechado el debate para el mismo día y a la misma hora.

El PP lleva días pidiendo un cara a cara entre Pedro Sánchez y Pablo Casado. Ciudadanos aboga por celebrar dos debates, tanto en RTVE como en Atresmedia, y Podemos considera que Rosa María Mateo debería rectificar y organizarlo para el día anterior, el lunes 22, tal y como estaba inicialmente previsto. Vox se siente víctima y públicamente denuncia que no se les deje participar, aunque por un error de su equipo de comunicación se ha conocido un mensaje de WhatsApp donde, de puertas para adentro, celebran esta situación.

¿Habrá debate? Es la pregunta que está ahora mismo en el aire. Personalmente me sorprendió la decisión de la JEC sobre el que tenía previsto organizar a cinco Atresmedia, puesto que como empresa privada entiendo que no deja de ser un programa más (como otros tantos que tienen en Antena 3, La Sexta y Onda Cero) y si no entra a valorar el contenido de espacios como el de Susanna Griso, Antonio García Ferreras, Ana Pastor y Carlos Alsina, ¿por qué sí en este? De lo que no me cabe menor duda es que si el debate no puede ser a cinco y tiene que ser a cuatro, Atresmedia debe aceptar que debe ser la televisión pública española la que lo organice. Por tanto, yo desatascaría la situación, viendo los días que quedan para el 28 de abril, con uno organizado por RTVE. No obstante, estoy seguro que otra queja que habrá si finalmente hay debate es que los tiempos y los mensajes serán muy encorsetados, pero al menos habrá una manera de contrarrestar programas.

Las cadenas públicas, como TVE y TPA, inician sus crónicas electorales con un ‘no responden a criterios informativos’. La pregunta que cabe hacerse es si debe regirse así o no. Si vemos cadenas como Telemadrid y TVG, creo que se responde claramente la cuestión. Como periodista claro que me gustaría que fueran criterios periodísticos, pero si a lo largo de un mandato y de una legislatura están sistemáticamente algunos medios de comunicación públicos actuando de manera poco objetiva, ¿van a ser neutrales en una campaña electoral? Me parece que la pregunta se responde por sí sola. También hay quien opina que los debates deben ser obligatorios y no ser voluntarios en función de los intereses de los candidatos, pero ojo con intentar regularlo todo porque luego se pueden dar otras circunstancias que conviertan esa normativa en inútil.

Lo que más lamento de esta campaña electoral son los continuos escraches y problemas que están teniendo algunos partidos (con los que no tengo nada que ver) en determinadas zonas de España, pero que están en su legítimo derecho de presentarse a las elecciones, de hablar donde quieran y de pedir el voto como lo hago yo también para mi partido. Quienes impiden que se celebren los actos no sé si se dan cuenta además que lejos de debilitar lo que provocan es precisamente lo contrario, pero en un estado democrático es intolerable que sucedan estas cosas. Donde hay que ganar a quienes te enfrentas es en las urnas.