La clase trabajadora

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

07 may 2019 . Actualizado a las 08:41 h.

Con Franco el día de trabajo se celebraba el 18 de julio, coincidiendo con la fecha de su golpe de Estado. Ese día se celebraba en el estadio Santiago Bernabeu una «demostración sindical». Hay que aclarar que los sindicatos eran gremiales y no de clase, es decir, eran sacos donde entraban todos, opresores y oprimidos. Pues bien, Televisión Española retransmitía en directo el acto, que consistía en bailes regionales y tablas de gimnasia muy coordinadas, del estilo de lo que se veía entonces -paradójicamente- también en la URSS, y ahora ya sólo en Corea del Norte. El primero de mayo viene de la huelga iniciada en Chicago aquel día del año 1886 y que acabaría dos después con seis muertos por disparos de la policía. Por eso desde entonces se celebra en esa fecha el Día de Trabajo en todo el mundo menos allí, en los Estados Unidos, en que es un día de comunistas. Pasado el tiempo el papa Pío XII, aquel que tan tibio estuvo con la persecución nazi de judíos y católicos, arrimó el ascua a su sardina y fijó en esa fecha la festividad de San José obrero, el padre adoptivo de Dios. Cuando llegó la democracia a España los obreros salieron del Bernabeu a la calle y se convirtieron en una marabunta. Eran el proletariado, los hermanos de los que no tienen pan. Hoy, en cambio, con tanto lío de parados, de autónomos, de inmigrantes, de contratos basura, ya no sabemos quién es quién, y las calles se van quedando vacías. Y no estoy seguro de que sea demasiado bueno, por lo de la ganancia de pescadores.