Podemos no puede: el hundimiento

OPINIÓN

27 may 2019 . Actualizado a las 17:33 h.

Podemos (Unidas Podemos) se ha dejado alrededor de un millón y medio de votos desde 2016. En las generales del 28-A sufrió el primer revés serio. Ahora, en las elecciones del 26-M, el segundo batacazo en un vasto territorio de municipios y comunidades le aproxima al 50% en pérdidas. Asturias es una radiografía; otra, desaparece en Castila-La Mancha; otra, solo conserva la alcaldía de Cádiz. Pero ¿por qué? Son muy diversas las causas. Trataremos de aproximarnos con cuatro.

1) La compra de la mansión de Galapagar por la pareja líder Pablo-Irene no quedó impune. Cientos de miles de sus votantes malviven en viviendas de 40 o 50 metros cuadrados. Las hipotecas y los alquileres se comen los ingresos que deberían destinar a comer los alimentos más elementales. Los hay que no pueden calentar las viviendas y que se retrasan en el pago de la comunidad, amén de los desahucios. En definitiva, Galapagar es una humillación intolerable.

2) La sintonía del partido con los nacionalismos xenófobos, aparte de abjurar de una de las líneas de tensión del socialismo clásico, es una profunda herida que Podemos se ha infligido a sí mismo. Al respeto, un apunte: los dos diputados de esta formación en la Mesa del Congreso han retirado de sus despachos oficiales la bandera de España.

3) El cáncer es una plaga. Millones de españoles lo sufren, y junto a ellos están sus familiares y amigos, y muchos otros están sensibilizados ante una tragedia que, además, les puede alcanzar. Podemos ha desatado una guerra contra Amancio Ortega por sus donaciones para que los hospitales públicos compren costosos aparatos de diagnóstico, arguyendo que es la Seguridad Social quien debe adquirirlos inyectando más dinero. Bien, pero el caso es que nuestra sanidad, pese a ser una de las mejores del mundo, lastra un déficit que ningún gobierno puede asumir en su totalidad. Es decir, los hechos son que las donaciones de Ortega palían en parte un drama, drama que introduce papeletas en las urnas. Si, además, Irene Montero sale mofándose del multimillonario, el resultado es el esperado.

4) Entiéndase en el estricto sentido de la corriente artística denominada Manierismo, no en el del despreciable maricón: Podemos es una izquierda amanerada, porque se suma a todo lo que suene a progresía, lo que lleva forzosamente al ridículo o la ignominia: la portavoza de Montero; el respaldo a la integridad de la mujer, pero la progresista, no a una, por ejemplo, Begoña Villacís que fue rodeada, insultada, empujada, vejada en Madrid a unos días de parir; el respaldo tácito a los herederos del terrorismo etarra, tanto en el País Vasco como en Navarra, etcétera, etcétera. La implicación: Podemos ha arrojado al horno de la Historia los fundamentos teóricos esenciales de Marx y Engels.

Solo estos cuatro apartados pueden ser suficientes para explicar el hundimiento de Podemos. O sea, Podemos no puede (seguir así).