Gracias, Pablo Iglesias, por seguir

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

Luca Piergiovanni | EFE

28 may 2019 . Actualizado a las 16:38 h.

Nos tenías con el corazón en un puño, esmagado. Por primera vez Podemos, los reyes de las redes sociales, del Twitter que solo sirve para consolarse entre amigos, estaba en silencio. Ni un mensaje de cuánto me gusta tu ocurrencia y cuánto odiamos a los que no piensan como nosotros. Pablo Iglesias estaba desaparecido después del camino hacia la irrelevancia que está llevando su partido. Lo de su partido es tal cual. Es suyo. El dueño es ‘vuelve él’. Ese es uno de los problemas que tienen. Escuchar, cero. Hay un líder que los iba a guiar a asaltar los cielos y los demás no importan. El lío es que los votantes se han dado cuenta de que ellos tampoco les importan un comino.

El votante mutante se fuga de Pablemos al PSOE, el votante mutante cabreado por la crisis se pira de Pablemos a Vox, todo menos seguir con una marca que los ha ido estafando como una multinacional. Y aparece el líder único, el amado líder, y dice que no se marcha, que el silencio era estratégico. Que sigue enganchado a las ruedas de prensa, a los focos. Explica, atentos, que tiene que continuar porque es el único que garantiza la justicia social en España. Eso es quererse y lo demás son cuentos. Gracias a Pablemos la solidaridad no está en peligro. La culpa es de Amancio Ortega por donar. No se puede hacer una campaña más chapucera, pero ni una sola autocrítica.

Ellos son clave en este país para la gobernabilidad, que en pablemita viene siendo: «Oye, Sánchez, acuérdate que o me haces ministro a mí, a mí, o no te votamos en la investidura». Una compañera me baja a la realidad y me comenta: sigue porque tiene que pagar la hipoteca del casoplón de Galapagar. Pablo Iglesias ya está en otra película, una de ricos y famosos, aunque nunca ha dejado de ser la estrella de su película, este yoísta espectacular. Se ama tanto a sí mismo que estoy convencido de que duerme abrazado a él. Le escuchas y piensas: menuda jeta seguir después de equivocarse una y otra vez, de quitarle lo mejor que tienen las personas, la ilusión, a tantísimos. ¿Cuándo se dará cuenta de que no puede ser más casta? Funciona como la casta. Eliminó a todos los que le rodeaban. Habló en su día de ser vicepresidente él. Habla de ser ministro él. El bebé en el bautizo. El niño en la comunión. La novia en la boda. Y ministro antes de ser el muerto en el entierro. En el mundo de Pablo Iglesias no existe la teoría de la relatividad. Tras escucharle, solo nos queda darle las gracias. Gracias, Pablo, por seguir al frente.