Perdimos, pero actuamos

OPINIÓN

Gaspar Llamazares
Gaspar Llamazares Emilio Naranjo

30 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Es verdad, perdimos: salimos demasiado pronto y demasiado débiles y en una coyuntura muy desfavorable. El resultado ha sido malo y nos ha dejado una sensación amarga. Sabíamos que el resultado no iba a estar a la altura de tantas ilusiones, pero no tanto. A pesar de que sabíamos nuestras limitaciones, sobrevaloramos las posibilidades, en concreto yo sobrevaloré las mías, y por contra minusvaloramos la capacidad de atracción y de movilización del voto dormido de la izquierda, que ha demostrado en particular el PSOE. Aun así, no renegamos de nuestra decisión de presentarnos. Nos hemos decidido y hoy Actúa es más. Más simpatizantes que se han ilusionado de nuevo con la política, más jóvenes en más localidades..y como consecuencia Actúa es más conocida y reconocida, a pesar de todo.

Algunos dirán, y con razón, que por qué con tan poco a favor nos decidimos a presentarnos y nos acusarán de ingenuidad, cuando no de obcecación. A veces se contrapone innecesariamente la convicción y el coraje, tan necesarios en política, con la necesidad del cálculo y la prudencia. Algunos buenos amigos nos han recriminado incluso que deberíamos haber sabido a qué nos enfrentábamos. Cómo si fuéramos nuevos en política.

Sin embargo, es cierto que nunca nos pudimos imaginar la carrera de obstáculos que supuso la convocatoria anticipada, luego la accidentada recogida de firmas y finalmente la invisibilidad de los nuevos partidos como Actúa en nuestro sistema electoral. Tampoco el papel de guardián estricto de las juntas electorales. Algo que junto al voto rogado y la proporcionalidad es urgente cambiar, si de verdad queremos regenerar y revitalizar nuestro sistema democrático. Otros, los dirigentes de Unidos Podemos, nos han acusado una vez más de sectarismo o han recurrido al tópico de personalismo, tan de moda, y como consecuencia, otra vez a la atribución de la división y las pérdidas, sin ni siquiera mirarse en el espejo ni reflexionar sobre las causas de sus errores, división y de su propia derrota.Una derrota de la izquierda que la consideramos también nuestra.

La pregunta es si más allá de autocríticas de ocasión para buscar culpables en los divisores, alguna vez Unidos Podemos y sus confluencias van a intentar analizar y corregir las causas de la derrota de la izquierda alternativa y en particular de los ayuntamientos del cambio, o si la reiterada exigencia de la coalición de Gobierno, de reciente mal recuerdo, será solo una nueva huida hacia adelante. La cuestión es que en Actúa no teníamos otra alternativa: la de presentarnos, a pesar del adelanto electoral y el riesgo cierto de la invisibilidad, o la de esperar tiempos mejores ¿Pero esperar a qué?

Porque estábamos y seguimos estando convencidos de que el espacio político de la izquierda clásica ha sido abandonado con la disolución de IU en Podemos, pero además con el añadido del abandono de su programa de cambio posible, su política de alianzas y acuerdos en la izquierda y su modelo de Estado federal y, aunque crítico, claramente europeísta. Todo ello sustituido por gestos y causas que no suman entre todos un proyecto, pero sí una deriva puritana en lo moral, maximalista en lo político, oportunista y errática en la política de alianzas y excluyente de la pluralidad interna, y esta sí plebiscitaria y personalista. Pero sobre todo confusa y confundida con el independentismo y las posiciones eurófobas que cuestionan la democracia española, los tratados incluso la propia UE y que pretenden superar el euro.

Es decir, se trata de la pérdida del marco de ideas, memoria y afectos que han formado parte del ecosistema político español y Europeo desde finales del siglo XIX, actualizados luego desde la transición con la experiencia democrática y europea. Es verdad que no basta y que es también imperiosa la necesidad de modernizar los proyectos y la forma partido de las izquierdas, pero todo ello sin renegar de sus valores e ideas y sin relatos falsos sobre la democracia y la mal llamada izquierda del régimen.

En el plano electoral, lo cierto es que si bien los votantes han venido mostrando su progresivo distanciamiento con la política y las formas de hacerla de UP se habían venido situando hasta ahora en la abstención. Primero en las elecciones generales y luego en las andaluzas. Pero ha sido cuando ha aparecido la amenaza de involución de las derechas y la extrema derecha en que han acudido en masa a la llamada del PSOE al voto del miedo y el voto útil. Otros nos dicen que podíamos haber decidido dejar pasar la polarización extrema de las elecciones generales, para luego centrar nuestras escasas fuerzas en las siguientes europeas, autonómicas y municipales, que era lo que habíamos decidido antes del adelanto electoral.

Sin embargo éramos conscientes y así se ha demostrado con los resultados, que ambas convocatorias formaban parte de un mismo ciclo político de las que las generales serían el original y las europeas y locales solo la copia, por desgracia sobre todo para la política europea. Así, las elecciones de Mayo han sido una reválida del triunfo del PSOE en generales, la revancha pírrica del PP como partido hegemónico de la derecha y un nuevo pulso por la mayoría del mundo independentista con España y entre ellos mismos. Unas elecciones muy poco municipales, menos autonómicas y casi nada europeas.

Hoy, como siempre en política, también habrá quien ya lo sabía todo antes del último proceso electoral: que el PSOE recuperaría el liderazgo partidario gracias a la moción de censura e incluso que la derecha emularía la pluralidad de la izquierda en las andaluzas, que la extrema derecha sería parte de la mayoría de Gobierno en andaluzas y probablemente en municipales y autonómicas y que se sumaría al bloque en ascenso, aunque no tanto como sus propagandistas, de los populismos nacionalistas europeos. Nosotros, sin embargo, carecíamos y carecemos de tales dotes adivinatorias. Lo cierto es que la historia y en particular la política vivimos un tiempo acelerado y frenético.

En muy poco tiempo el PSOE se ha recuperado de lo que se consideraba el canto del cisne de su pasokización y ha logrado capitalizar desde el Gobierno tanto el miedo a la involución democrática como la necesidad de estabilidad de la mayoría. En muy poco tiempo hemos asistido a la crisis de representación de la derecha, al ascenso y el desplome de Podemos y a las nuevas fases judicial y política del procés. Nada de ello estaba escrito, ni el futuro próximo tampoco. Desde Actúa, conscientes tanto de nuestra debilidad como de la necesidad del proyecto, instalados en la incertidumbre, nos disponemos a reflexionar sobre lo ocurrido y a continuar actuando.

A desarrollarnos como cultura política seria y dialogante, a integrar mejor en nuestro núcleo social el eco pacifismo y el feminismo, a extendernos en toda España, a ser un partido más coral y participativo, a dialogar con otros actores politicos y sociales sin exclusiones, a innovar en la obsoleta forma partido...porque consideramos a Actúa un instrumento necesario y útil, aun a riesgo de equivocarnos.

Pero solo se equivocan los que deciden y actúan.