Razones y sinrazón de Rivera

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

Fernando Sánchez - Europa Press

29 may 2019 . Actualizado a las 07:52 h.

Entramos en zona de dientes de sierra. De una hora a otra del mismo día podemos estar a punto de ver cerrados pactos en ayuntamientos y autonomías a verlos prácticamente imposibles. Ocurrió ayer: por la mañana la opinión publicada veía posibles acuerdos de Ciudadanos con el Partido Socialista para lograr mayorías estables en varias comunidades autónomas. Diente alto de la sierra. Pero empezaron a hablar los protagonistas y, sobre todo, habló José Manuel Villegas para explicar la primera reunión del comité negociador de Ciudadanos, y las expectativas cayeron. Diente bajo de la sierra: o los barones socialistas reniegan de la política territorial de Pedro Sánchez y aceptan la aplicación inmediata del 155 en Cataluña, o no hay nada que hablar. «Sé realista, pide lo imposible», se le podría decir al equipo negociador y, naturalmente, al propio Albert Rivera.

Analizado en una primera impresión, lo que Ciudadanos plantea al PSOE no es la negociación de un pacto, sino un golpe de mano de los barones a su secretario general. Los empuja a la rebelión. Los incita a la disidencia, a la indisciplina, a la desobediencia y a la desunión. Y pretende tumbar su política territorial desde dentro y que los propios dirigentes socialistas planteen en la práctica una moción de censura a Pedro Sánchez. Si le sale bien, sería un éxito espectacular, porque habría conseguido poner una bomba debajo del sillón del presidente. Si le sale mal porque no encuentra seguidores, siempre podrá decir a sus simpatizantes que hizo lo imposible por salvaguardar la unidad nacional. Otra vez le toma la delantera al Partido Popular.

En un segundo vistazo, la conclusión es que Ciudadanos no tiene interés alguno en lograr acuerdos con el PSOE. Se abre a negociar, desmintiendo lo que había dicho en las dos campañas electorales, pero pone condiciones inasumibles. Por tanto, produce la impresión de que se está intentado cargar de razones ante la opinión pública y ante Manuel Valls para justificar su entendimiento con el Partido Popular y posiblemente con Vox.

Este cronista estaría dispuesto a darle la razón al equipo Rivera si demostrase que hay acuerdos secretos con los independentistas. Y no porque sean acuerdos, sino porque sean secretos. En lo que no puede darle la razón es en exigir un cambio de política territorial, que es algo que está muy por encima de la responsabilidad de un dirigente autonómico. Y no puede estar de acuerdo con la aplicación inmediata del 155. Habrá que aplicarlo cuando haya un hecho delictivo que lo justifique, como lo había cuando lo aplicó Rajoy: nada menos que una declaración de independencia. Aplicarlo ahora solo por el clima político sería dudosamente constitucional.