Pedro Sánchez. El caso del pez payaso

OPINIÓN

23 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Está muy documentado el modo de vida del pez payaso en un medio en el que comer y no ser comido se aplica sin concesiones. De tamaño pequeño, el pez payaso es uno de los animales marinos con una estrategia de supervivencia más eficiente, que consiste en vivir en el seno de las anémonas. Adaptado por evolución darwiniana a tolerar el veneno que excretan los tentáculos de las anémonas, un pez tan llamativo por sus vivos colores, se mantiene a salvo de sus depredadores, susceptibles al veneno de aquellas, que a su vez reciben más oxigeno por el movimiento del agua en su interior que causa la actividad del pez payaso, que además hace tareas de limpieza.

Desde nuestras posiciones filosóficas materialistas (Gustavo Bueno), el caso del pez payaso es aplicable a la conducta política del PSOE de Pedro Sánchez con los nacionalismos ultras, bien de matiz fascistoide y racista, bien maoísta y de adherencia terrorista proetarra.

En el período transcurrido entre la moción de censura a Mariano Rajoy y las elecciones generales del 26-M, Sánchez, en flagrante incumplimiento de la Carta Magna, permitió que en Cataluña (políticos, medios de información, en edificios públicos, en calles…) denigraran la ley de leyes, la monarquía, el Estado, a los españoles, a la Guardia Civil y Policía Nacional, al castellano, a la libertad de expresión y otros derechos humanos elementales. Cataluña ha mudado en una dictadura, la más lograda y represora de la Unión Europea.

Cataluña, que, de facto, ya está perdida para España, aprendió que se pueden desobedecer las leyes sin consecuencias. Y esto es fundamental, tanto para el deterioro de la democracia como, al contrario, en motivación para los separatistas. Es decir, Pedro Sánchez, para sobrevivir como presidente del Consejo de Ministros, se refugió cuan pez payaso en la anémona Cataluña, que pudo así seguir envenenando sin cortapisas, pero no a Sánchez, que obtuvo muy buenos resultados el 26-M. Y a la par, los municipios socialistas se unen a las reivindicaciones de los autodenominados «republicanos», sin dudar en pactar con la guerrilla de la CUP para arrebatar la alcaldía a Albiol en Badalona o aupar a la lazi Ada Colau al sillón barcelonés. 

A PP y Cs les une el proyecto de adelgazamiento de los servicios públicos, universales y gratuitos, en beneficio de los grupos empresariales más rapaces (el PSOE no sale indemne del todo, porque también aplica esta dieta, aunque no a rajatabla). Sin embargo, PP y Cs repudian la colaboración de la anémona y el pez payaso. Ellos aplicarían el 155, con el control de TV3 y la miríada de medios regados por la Generalidad con millones y millones de euros; de los Mozos, al servicio de la república y de Joaquín Torra, que acaba de crear una especie de cuerpo de Guardia de la Revolución iraní, y que castiga con dureza a los mozos que acatan la Constitución, como la sargento que sancionó con siete meses sin empleo y sueldo, y, muy singularmente, el 155 combatiría el yihadismo de los centros educativos, donde a los alumnos se les prohíbe hablar castellano.

(El martes último una niña de 10 años de Tarrasa fue llevada a Urgencias donde le detectaron lesiones leves en espalda y cuello. La niña, por haber dibujado la bandera de España en su cuaderno, fue agarrada por la maestra, de nombre Mirian, y arrojada al suelo, de donde la levanto por el cuello y la echó de clase. Esta violencia es el arquetipo de una sociedad enajenada por ideales nacionalsocialistas).

Sin haber agotado, para no alargar esta columna, las prebendas que este singular pez payaso otorga al levantamiento catalanista en el que coinciden nazis y maoístas, Sánchez entrega la Constitución, para su quema, a los racistas del PNV y Geroa Bai y a los proetarras de Bildu en el País Vasco y Navarra. Asimismo, los socialistas, para mantener las presidencias de Baleares y Valencia, pactan con los independentistas nativos (Más y Compromiso) y de Podemos, que siguen religiosamente el catecismo del odio de sus hermanos de sangre catalanes.

En resumen, España ha dejado de ser España. Ahora está desgarrada en, aproximadamente, un tercio, pero a la espera están Galicia y Asturias. En Asturias, los potenciales xenófobos ya dominan la Junta General y en Galicia están agazapados. La cooperación de los peces payasos (los sanchistas) y las anémonas (los regionalismos excluyentes) es, como se afirmó al principio, altamente provechosa.