Albert Rivera, ahora firmando con Sánchez un acuerdo de Gobierno, ahora pactando con el PP, ahora con Vox, pero que parezca un accidente, festeja no se sabe qué pero sí con quién: los del sí, bwana. Así funcionan los partidos políticos. La foto es un posado robado, o sea, una imagen que se pretende espontánea y está más preparada que el Desembarco de Normandía, aunque los muertos no los vemos porque ya han pasado la fregona. En esta presunta foto de la felicidad asoma una tragedia. Ocupa el centro un político que anda descentrado, escorado, como si se le hubiese movido toda la carga en las bodegas de la ideología. Agita la mano y lanza una exclamación, igual que el náufrago que intenta llamar la atención del buque salvador que navega en el horizonte. Ese buque es el electorado. «¡Eh!, que estamos aquí!». Pero Albert Rivera se ha movido tanto que aquí ha dejado de ser aquí.