Ciudadanos y la estrategia del follón

Fernando Salgado
Fernando Salgado LA QUILLA

OPINIÓN

09 jul 2019 . Actualizado a las 11:27 h.

En plena resaca de la fiesta del Orgullo, un diario digital desveló un informe interno de Ciudadanos donde el partido se felicita por el éxito cosechado por sus «actos especiales». Se refiere a sus mítines en Rentería y en el pueblo de Josu Ternera, no sé si alude -me perdonarán que no me haya leído las 67 páginas- a la trompetista de Waterloo que plantó cara a Puigdemont, pero sí menciona la foto de Colón que, según ellos, propició el adelanto electoral. Acciones que se saldaron con gran resonancia mediática y desgaste del sanchismo. Enhorabuena.

El informe, cuya próxima edición incluirá las afrentas sufridas en la fiesta del LGTBI, desnuda la original política de Ciudadanos. La estrategia del follón. La búsqueda de la confrontación cuerpo a cuerpo. Comienza con la selección del escenario idóneo, el pueblo del malo o la fiesta a la que no fuimos invitados, y remata con atribuir al Gobierno la culpa del follón. Todo son beneficios. Demostramos que ningún rincón de España está vedado a ningún español. Probamos nuestra valentía al meternos en la cueva del monstruo. La prensa afín y las redes se maravillan de nuestro arrojo y aplauden la osadía. Y el Gobierno, por hache o por be, siempre queda en evidencia: por no solidarizarse con nosotros, las víctimas de los improperios; por no protegernos como debe; o incluso, colmo de la ignominia, por alentar e incitar a nuestros agresores. Como el ministro Marlaska, que calentó el ambiente hostil al acusarnos de «pactar de forma obscena con quien limita derechos LGTBI». Menos mal que el amigo Abascal, con quien no pactamos nunca, ya puso en su sitio al «ministro chavista que justifica a sus matones callejeros y echa la culpa a los agredidos».

La estrategia del follón es original: ningún otro partido la practica. Las otras fuerzas organizan mítines donde cuentan con implantación o donde presumen un terreno propicio para la cosecha de votos. Ciudadanos monta la megafonía en la villa vizcaína del etarra, donde nada se le pierde, para que lo oigan en Cuenca y para que El Mundo destaque su valentía: «Rivera se planta en el pueblo de Ternera: Nunca nos callarán». O se marcha a Rentería no a conseguir votos, sino a recoger «injurias, amenazas y odio», la sal de su estrategia. Así lo reconoce el informe interno: de los doce viajes de Rivera en campaña electoral, ninguno comparable en réditos al de Rentería. Fue con diferencia el más productivo.

Un apunte final y un colofón. El éxito de la estrategia del follón, en términos mediáticos y de culpabilización del Gobierno, es directamente proporcional a la trifulca que se monte. Deberían saberlo los participantes de la fiesta del Orgullo: cuanto más increpen al visitante indeseado, y ya no digamos si del rechazo verbal pasan a la agresión, más reforzarán su estrategia. El victimismo siempre tiene garantizado éxito de público y crítica.

El colofón, extraído de su informe interno, no precisa comentario. Con sus «actos especiales», el partido de Rivera ha mostrado «al conjunto de los españoles que Ciudadanos tiene un proyecto para toda España».