Ahora, Rivera o la Gran Coalición

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

16 jul 2019 . Actualizado a las 09:11 h.

Como lo dije en la radio dos horas antes de que hablase Pedro Sánchez, no tengo ningún inconveniente en repetirlo: rechazar la consulta a las bases que hizo Pablo Iglesias era una cuestión de dignidad para el presidente en funciones. No podía aceptar un referendo pensado e inducido para provocar una respuesta positiva a la primera opción que Iglesias presentaba a los inscritos de Podemos: un acuerdo integral de coalición sin vetos y con ministros en proporción al número de votos obtenidos en las urnas. Es decir, la mitad del Gobierno, porque el PSOE obtuvo 7,4 millones de votos y Unidas Podemos 3,7 millones. La segunda opción, además, no contemplaba la última oferta de Sánchez, que era la designación de ministros de Podemos con la única limitación de no ser primeras figuras del partido. La intencionalidad de las preguntas obligó a Sánchez a dar por rotas las negociaciones. Era una cuestión de dignidad.

Ahora toda la presión cae sobre Podemos y solo tiene dos posibilidades: dar el sí a Sánchez a cambio de nada o votar no en la investidura, con lo cual pondría a este país en la senda de repetir elecciones. ¿Era también el desenlace buscado por el presidente? No lo descarto: si por lo que sea pretende volver a las urnas, varias veces hemos escrito aquí que necesita dos trámites. El primero, encontrar una justificación, que ya está servida: hay que volver a votar porque es imposible salir del bloqueo. Y el segundo, señalar a los culpables de esa situación y ya tenemos uno: Podemos. Los demás saldrán a la luz en la misma investidura y serán Ciudadanos y el PP, si Sánchez no consigue su abstención. No creo que a Esquerra y a Bildu se les ocurra votar sí, porque eso dejaría a Sánchez en situación impresentable.

¿Hay todavía alguna forma de evitar las urnas? Sí, hay dos. Una sería que PP y Ciudadanos se abstuviesen, pero dejarían al nuevo Gobierno en una situación de debilidad extrema, con un presidente investido por la abstención de todos. Así no se podría gobernar. La otra y más sensata sería un pacto con Ciudadanos en las condiciones que se acuerden. Juntos alcanzarían la mayoría absoluta, lo cual le permitiría a Carmen Calvo aceptar la palabra coalición y garantizaría una legislatura estable, que es lo que está reclamando casi angustiosamente este país.

Ya sé que es muy difícil. Ya sé que las declaraciones negativas de Albert Rivera y la ofensiva general del PSOE contra Ciudadanos no dejan margen a la esperanza de ese acuerdo. Pero digo yo que tanto para Rivera como para Sánchez algo debiera significar el interés general del país. Y digo más: si esto fuese Alemania, Pedro Sánchez y Pablo Casado ya estarían hablando de Gran Coalición.