Lamento muchísimo lo ocurrido ayer en La Rioja. Desde 1995 el PP gobierna en la comunidad autónoma. El absurdo comportamiento de Raquel Romero, única diputada de Podemos, ha tumbado la investidura de la socialista Concha Andreu y aboca a la región a repetir las elecciones si no hay otra alternativa. En Asturias podemos celebrar que la legislatura dará mañana su pistoletazo de salida con la toma de posesión de Adrián Barbón como nuevo presidente del Principado. Aprovecho estas líneas para desearle la mejor de las suertes, porque sus éxitos redundarán en beneficio de toda la ciudadanía asturiana. No lo tendrá fácil ni dentro ni fuera de la Junta General, porque el futuro sigue siendo una incertidumbre total, pero confío en que esté rodeado por un conjunto de mujeres y hombres plenamente capaces de gobernar para lo que la ciudadanía necesita.
A nivel nacional, seguimos con el bloqueo, ya con Pedro Sánchez diciendo abiertamente que no quiere a Pablo Iglesias como vicepresidente. En otras comunidades autónomas, como en Madrid, sigue la cosa abierta y con pinta de que cualquier opción es posible.
Creo que muchos españoles respiramos tranquilos la noche del 28 de abril al ver que el trifachito a la andaluza no iba a llegar a La Moncloa. Me imagino que aquella sensación al conocer los resultados ha pasado hoy a un considerable cabreo. Primero, porque el PSOE y Unidas Podemos no pueden interpretar de otra manera el sentir de la ciudadanía que no sea llegar a un acuerdo; segundo, no se puede estar continuamente bombardeando una negociación a través de los medios de comunicación, a menos que tu deseo final sea la repetición de elecciones; tercero, Pablo Iglesias corre el riesgo de que Iñigo Errejón le gane en las urnas lo que en Vistalegre no consiguió, pero los ciudadanos no nos merecemos ser rehenes de unas primarias de ningún partido político. Ya se consiguió que PP, Ciudadanos y Vox no sumen mayoría absoluta. ¿Hay algo más importante ahora mismo viendo el panorama político?
Pienso en lo elemental que es que tengamos ya un gobierno y unos nuevos presupuestos, porque hay que recordar que se adelantaron las elecciones porque no salieron adelante los primeros propuestos por Pedro Sánchez. Suenan también campanas de elecciones en Cataluña tras la sentencia del procés y quien sabe si alguna comunidad autónoma más. La verdad es que ponerse en la tesitura que conlleva repetir comicios es lógico que cause cansancio y animadversión en la ciudadanía. Tiene mala pinta la cosa.