El rechazo al gobierno de coalición de Pedro Sánchez a Pablo Iglesias no es lucha de egos idiotas, es lucha de clases

OPINIÓN

04 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Todos los instrumentos de la pinza mediática de la oligarquía neoliberal de voceros, mercenarios de tertulias de espacios semanales fijos y acompañados de la izquierda de mente débil, vulgar parásito que construye la pospolítica en abrazo con la oligarquía dominante, abducidos por el espectáculo teatral del manejo de las posverdades en formato de relatos, montado por el PSOE y el  presidente interino para rendición política de Podemos. Hasta la IU de Garzón se rinde en su levedad del ser optando a repetir su visión histórica revisionista de sumisión a la socialdemocracia oportunista, sembrando dudas al sumarse al gasparismo neoliberal y al trotskismo de la seudo izquierda anticapitalista, olvidando la estela de silencios, pactos y corrupciones en Madrid, Asturias o Andalucía y que sigue apostando por representar al conservadurismo de una clase media temerosa ideológicamente de los cambios, henchida como rana de agua templada desde la transición, de insolidaridad y egoísmo con la historia y los débiles.

A todos ellos decirles que la dignidad con los sectores sociales más débiles no tiene precio posible, que es preferible cuatro años de larga marcha antes que decirle al conjunto de pensionistas que su derecho a una pensión digna garantizada constitucionalmente no es factible porque debilita los beneficios de la banca necesarios para el mantenimiento del sistema. Antes que decirles a más del cincuenta por ciento de la población española, desempleada o precarizada social y laboralmente, que su deseo de tener un trabajo con derechos no es posible, porque entonces los empresarios no obtendrían los beneficios necesarios para poder competir con las otras empresas que aún explotan más a sus trabajadores. Antes que tener que decirles a millones de nuestras hijas e hijos, nietas y nietos, que no pueden estudiar porque los salarios y pensiones de sus mayores no les permiten pagar los gastos de la matrícula universitaria y los que sí han podido estudiar, tener que emigrar para encontrar un trabajo con derechos que les permitan la independencia familiar y la construcción de una nueva familia. Antes que tener que decirles que el sueño del estado de bienestar vivido de una sanidad, enseñanza, dependencia, servicios sociales, pensiones, vivienda, justicia, transporte, comunicaciones, energía; todo lo que nos garantizaba la Constitución en servicios públicos como estado social de derecho, hay que pasarlo a la gestión privada porque la banca, multinacionales, empresarios, grandes fortunas y profesionales no pagan impuestos.

Que la dirección del PSOE haya decidido vender su alma popular, negando el acuerdo de gobierno con Unidas Podemos tal como lo planteó durante la campaña electoral, tal como lo valoró tras el pacto de los presupuestos generales del estado de 2019 y tal como se lo pidió la militancia socialista al final de la campaña electoral, con un falso discurso desde el partido y la tribuna del parlamento, repetido hasta la saciedad por el poder mediático de la oligarquía financiera, para construir un relato de culpabilización de Podemos de la ruptura, puede traerles graves consecuencias por poco que Podemos garantice su uniformidad interna, en torno al programa inicial del conjunto de movilizaciones desarrolladas contra las políticas de austeridad y la corrupción, que fueron quienes crearon las condiciones del nacimiento de Podemos y porque en la actual situación económica, política, social y en la que se avecina con un posible nuevo crack en el 2020, será la que permita la reorganización y un nuevo postulamiento como alternativa del pueblo y no con la rendición ante la gobernabilidad de la nación, para dejar libre el camino a un gobierno socialista neoliberal apoyado de nuevo por la derecha tipo Macron francés, que arremeterá a continuación con los recortes pendientes desde el triunfo de Podemos en las europeas del 2014, para olvidarnos de blindar en la Constitución los derechos públicos garantizados por el estado de bienestar, mediante el impuesto a la banca, multinacionales, grandes fortunas, empresarios y profesionales.

La dirección de Unidas Podemos debe seguir insistiendo como hasta ahora hace, por el gobierno de coalición porque es plenamente factible y el adecuado a las condiciones políticas y sociales de España, que nada tiene que ver con la realidad social y de la izquierda portuguesa, pero del cual es posible ver que quienes rentabilizan la estabilidad económica son los socialistas y quienes rentabilizan la crítica de las políticas de austeridad y recortes son el PCP y el BLOQUE. Se debe recuperar la propuesta inicial  y retirar las cesiones, algunas apresuradas o mal asesoradas por la presión y mentiras del PSOE, del poder mediático y la división que provocan los pensamientos débiles internos, dirigiéndose en cada propuesta y contestación a la sociedad, a la afiliación y votantes socialistas, que todos y todas son del pueblo y muchas y muchos de izquierdas, aunque el destinatario final sea la cúpula del PSOE. Si Pedro Sánchez acaba traicionando los postulados de la unidad de la izquierda con los que ganó la secretaria general del PSOE y la moción de censura siendo nombrado presidente del Gobierno, interna y públicamente tiene que pagar un coste y nuestra coherencia y perseverancia con los principios de la unidad de los partidos del pueblo, un concepto más amplio que el de la unidad de la izquierda, un apoyo social.

Un NO de Pedro Sánchez al gobierno de coalición debe ser un NO a un gobierno de Pedro Sánchez por ser un gobierno de derechas para hacer políticas de derechas, porque siempre seremos receptores por nuestro apoyo o abstención de las responsabilidades de las políticas neoliberales de austeridad, recortes y privatizaciones y nunca de los éxitos, si es que en algún momento los hubiere.