Sánchez calca la jugada de Rajoy

César Rodríguez Pérez
César Rodríguez JUEGO DE TRONOS

OPINIÓN

BENITO ORDOÑEZ

26 ago 2019 . Actualizado a las 10:04 h.

España lleva enferma de inestabilidad política desde el año 2015. Y la única medicina que puede curarla, y que nadie quiere tomar, pasa por unas elecciones lo antes posible, el 10 de noviembre. 

Estamos cansados de citas con las urnas, pero no queda otra salida sensata. El acuerdo entre PSOE y Podemos parece imposible y, de todas formas, sería insuficiente y nacería muerto, por dos poderosas razones: la primera, no dan los números; la segunda, no hay constancia histórica de bigobiernos buenos.

La otra opción teórica y obvia, sumar a socialistas y a Ciudadanos, nunca existió. Hace tiempo que el partido del desaparecido Albert Rivera (¿alguien lo ha visto en agosto?) se contó a sí mismo un cuento de la lechera y cambió de banderas: arrió las de la responsabilidad y la regeneración y enarboló la del sorpasso al PP. Sabemos, por lo sufrido en carne propia por Podemos, que esas jugadas solo suceden en muy pocas ocasiones y que los viejos dinosaurios bipartidistas son fáciles de herir, pero muy difíciles de matar.

Vamos a las urnas. El 10 de noviembre si todo sigue igual. Unos meses más tarde si Iglesias dobla la testuz y aparta de su partido el trago amargo de empeorar los malos resultados del 28A: un Gobierno a merced del dividido y volcánico independentismo catalán no puede tener mucho futuro. Por eso las maquinarias electorales de socialistas y populares ya están en marcha. Los primeros han dejado a sus ministros sin vacaciones. Los segundos han puesto a su equipo B a promover la unión de la derecha tricéfala y a lanzar la marca España suma, esa que no gusta nada a los populares de este lado del telón de grelos. Si se cumplen los pronósticos, ambos mejorarán sus resultados de abril. ¿Lo suficiente para producir un gobierno estable? Posiblemente también haga falta un realineamiento político de calado de Ciudadanos. Uno como el del 2016, cuando Rajoy declinó el encargo del rey, Pedro Sánchez fracasó en su investidura, repetimos elecciones y luego tuvimos Gobierno apoyado por los naranjas. ¿Vale repetir aquella jugada, con el correspondiente cambio de cromos?