Vergüenza

José Francisco Sánchez Sánchez
Paco Sánchez EN LA CUERDA FLOJA

OPINIÓN

JUSTIN LANE

31 ago 2019 . Actualizado a las 08:56 h.

La crisis estadounidense de los opiáceos debería llamarse el escándalo de los opiáceos. O mejor aún: la gran vergüenza de los opiáceos. Crisis es una palabra suave para describir más de 400.000 muertes por sobredosis de analgésicos en los últimos veinte años y una multitud incontable de adictos, algunos enganchados antes de nacer. Las muertes siguen, unas cien al día, aunque la noticia se centre en los acuerdos extrajudiciales y las multas a las farmacéuticas, acusadas de utilizar un márketing engañoso y una comercialización muy agresiva tanto sobre los médicos, para que los recetaran, como sobre los pacientes, para que los reclamaran. Parece sangrante que esto haya ocurrido durante veinte años en el país más avanzado del mundo.

La culpa no es solo de las empresas que han cosechado miles de millones anuales sembrando píldoras adictivas, sino de todo el sistema, que no protege a quienes solo pueden recurrir a analgésicos baratos para aliviar dolores que, a veces, podrían tratarse mejor con medios que los seguros no cubren.

Johnson & Johnson, una de las farmacéuticas implicadas, solía ponerse de ejemplo de cómo gestionar la reputación corporativa, a raíz de una primera crisis en 1982 con un medicamento llamado Tylenol. Pero después siguió con grandes problemas de imagen, casi anuales últimamente, y ganando mucho dinero: sus beneficios netos sobrepasan ahora los 15.000 millones de dólares. La han condenado esta semana a pagar casi 600 (apenas un 4 % de sus beneficios) por la devastación que produjo en el estado de Oklahoma. Los fiscales habían pedido 17.000. Así que Johnson & Johnson subió en bolsa en cuanto se supo. He ahí la brutal belleza del sistema.

@pacosanchez