Este artículo es pornográfico. Por su obscenidad, ruego mantenerlo fuera del alcance de los niños. Tampoco quiero parecer un necio que confunde valor y precio. Advertidos, pasemos al reducto de la lúgubre economía.
Producir un niño cuesta 0 euros y no precisa licencia. El coste viene después, porque el Código Civil impone el deber a los progenitores de velar por los hijos, tenerlos en su compañía, alimentarlos, educarlos y procurarles una formación integral. Y eso traducido a euros es un pastón, tanto que hace años la biblia liberal (The Economist) recomendaba no tener hijos e importar inmigrantes, para suplirlos cuando perdiesen productividad.
Según Cáritas, un niño español cuesta como poco unos 480 euros al mes. O sea, 16 diarios -desayuno, comida, merienda, cena, ropa...-. Al año, 5.840 euros. Como nuestros niños se emancipan muy tarde, pongamos que los financiamos hasta los 25. Eso nos daría 146.000 euros. Redondeando, cada niño de clase proletaria -que no lumpen- le cuesta por ley a sus progenitores unos 150.000 euros.
Ya no cuento el coste de oportunidad, en especial para las madres, auténticas damnificadas y discriminadas. La brecha salarial existe, doy fe, cuando pasas de mujer a madre. Nadie te lo reconoce ni te compensa, y menos por los riesgos, preocupaciones, falta de descanso y sueño reparador… Por eso mantengo contra viento y marea que solo las tontas -solidarias, matriotas y cívicas- tienen algún hijo. Ser Kinderlos saldría por 20 euros, el precio de cualquier píldora del día después.
Frente a estos costes (e inconvenientes), ¿qué compensaciones fiscales tendrán los futuros progenitores? Siendo optimistas, ni el 10 % del coste. Así que son los padres los que ayudan y no los ayudados. Si un recién nacido fuese abandonado, criarlo (mal) en un centro de menores costaría más de 100 euros diarios. Es decir, 3.000 mensuales. 36.000 euros al año. Hasta la mayoría de edad, ¡648.000 euros!
¿Compensan las Administraciones? Si se ve cuánto les costaría a ellas criar a un niño, poco dan. La excepción son los pequeños ayuntamientos. Benditos sean. Así que propongo una cofinanciación a la europea por el método 1-2-3-4: por cada euro que dé el ayuntamiento, que la diputación sume otros 2, la comunidad autónoma 3 y el Estado 4. Ni de lejos llegarían a aportar lo que ponen los progenitores, pero iríamos en la buena dirección de compensarles, como en Alemania o Irlanda, con 200 y 150 euros mensuales, respectivamente.