Elecciones, Bloco y economía

Francisco Carballo Cruz FIRMA INVITADA

OPINIÓN

CARLOS punzon

05 oct 2019 . Actualizado a las 10:14 h.

Hace solamente tres semanas el Partido Socialista (PS) portugués estaba al borde de la mayoría absoluta. Aunque en las encuestas no llegaba al 40 % de intención de voto, la dispersión de los sufragios lo situaba muy cerca de lo que en sordina llevaba toda la legislatura pidiendo: mayoría absoluta para gobernar sin ataduras. Incluso aunque no llegase a tener mayoría en el Parlamento, las proyecciones le permitían no depender de los partidos situados a su izquierda, debido al ascenso de los verdes del PAN (Personas, Animales y Naturaleza), al que las encuestas dan entre 2 y 4 escaños y con el que no sería difícil alcanzar un acuerdo para toda la legislatura.

Curiosamente, durante la campaña, el PSD (centro-derecha) ha ido creciendo desde algo más del 20 % hasta el entorno del 30 %, impulsado por un affaire político ya antiguo -el robo de material bélico del arsenal de Tancos, que llevó a la detención de varios oficiales y a la dimisión del ministro de defensa hace ahora un año-. Una parte del crecimiento del PSD ha sido a costa del PS, que ha perdido algunos puntos decisivos para alcanzar una mayoría confortable.

En este momento nadie duda de que el PS ganará las elecciones, pero todo el mundo sabe que tendrá que pactar. En principio, con el PAN los números no dan. De los dos que apoyaron al Gobierno en la legislatura que acaba de terminar, el PCP (Partido Comunista) ya ha dicho que no está por la labor. A partir de mañana todos los focos van a apuntar al Bloco de Esquerda. La gran incógnita a desvelar es si ese apoyo será parlamentario como en la pasada legislatura o si van a querer formar parte del gobierno.

En los últimos años la posición del Bloco fue de enorme pragmatismo. El apoyo al Gobierno le permitió negociar algunas medidas sociales de alcance y reforzar su base de apoyo electoral. Actualmente, el diagnóstico del Bloco sobre la situación económica es muy diferente al de hace cuatro años y sus propuestas políticas más ambiciosas. Entienden que con unas cuentas públicas con superávit, buenos indicadores macroeconómicos y bajo desempleo es hora de revertir las medidas restrictivas impuestas por la Troika durante el rescate que aún permanecen en vigor, aumentar la financiación de los servicios públicos y reforzar las políticas redistributivas.

El acuerdo no va a ser fácil. Un escenario con entrada en el Gobierno contribuiría a modular algunas de las posiciones del Bloco y ayudaría a la gobernación del país. Si permanece fuera, en un contexto de desaceleración económica y grandes incertidumbres como el que se avecina, es probable que la acción de un gobierno en minoría se vea muy dificultada, especialmente en materia presupuestaria y en algunos dominios microeconómicos.