Con luces cortas

OPINIÓN

Toni Albir

08 oct 2019 . Actualizado a las 09:29 h.

Llamamos «votante estratégico» a aquel que ante la expectativa de que su primera opción no resulte elegida vota una segunda que tiene mayores probabilidades de éxito. El voto estratégico responde a dos tipos de efectos del sistema electoral, mecánicos y psicológicos; los primeros se vinculan al funcionamiento del sistema, los segundos a nuestra experiencia con él. En los meses que han pasado entre las últimas elecciones y la convocatoria de la repetición de las mismas, los ciudadanos incorporamos conocimientos sobre el funcionamiento del sistema en este multipartidismo, y también hemos construido, bajo la presión de los líderes, nuestra propia visión sobre este funcionamiento.

La propuesta de Pablo Casado sobre una candidatura de coalición de la derecha responde al aprovechamiento de los efectos mecánicos, la de Pedro Sánchez sobre la «claridad de los ciudadanos» incide además sobre los efectos psicológicos. Los dos tratan de maximizar el voto de uno u otro lado, los dos se rebelan contra este multipartidismo que arrebató a sus organizaciones la exclusividad de su territorio, los dos olvidan que fueron los ciudadanos los que le dieron forma al actual sistema de partidos y tratan de obligarlos a que vuelvan al orden anterior. Son una nueva generación de jugadores en un nuevo tablero de juego; no se reconocen en los que les precedieron, ni en las reglas de movimiento que aquellos tenían, pero tampoco son capaces de encontrarse con los nuevos jugadores que han entrado al tablero, ni generar nuevas normas acorde a los nuevos tiempos. Y por eso, ¡vale todo! Tampoco los nuevos jugadores pasan por ser «hombres de Estado»; encerrados en el continuo tacticismo, esa especie de luces cortas que te lleva de uno a otro lado del camino continuamente; ahora no acepto, ahora acepto; ahora cordón sanitario, ahora levanto el cordón si eres bueno… Pero en una cosa están de acuerdo: nadie está dispuesto a asumir la responsabilidad de ceder, porque en este inestable tablero, movido por los medios y las redes, el que cede, pierde; y por eso prefieren echar sobre los ciudadanos la solución del problema, y por segunda vez en tres años los políticos «suspenden» a los ciudadanos y nos hacen repetir elección, esperando, tal vez, que votantes estratégicos resuelvan unos comicios que para ellos son meras «elecciones tácticas».

La política, con mayúsculas, se hace desde la estrategia, con las luces largas; la táctica siempre termina en una orilla del camino. El mediocre tacticismo de los políticos reclama hoy estrategia a los ciudadanos. Las luces cortas hablan de que Rajoy cuando repitió elecciones sacó más escaños, pero nadie enciende las largas para hablar de qué pasó después, basta con que los ciudadanos solucionen el ahora.

Y luego vendrán los cantares a decir como del de Vivar cuando marchaba ¡qué buenos vasallos si hubiera buen señor!