A veces yo me pregunto qué hay que hacer para que te hagan caso sin tener que recurrir a la anécdota. Un partido como Vox, que nació al mismo tiempo que Podemos, no empezó a tener relevancia mediática hasta hace un año. Quizás aprendieron consiguen espacio en las televisiones, en las radios y en los periódicos a base de decir barbaridades. No importa la falsedad ni la chorrada que tengan en mente, sino colarse en los medios de comunicación.
El secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, dijo en una entrevista en TVE que las Trece Rosas se dedicaban a “torturar y violar vilmente” en las checas de Madrid (las cárceles republicanas donde retenían a presos del bando nacional). La historia confirma que fueron fusiladas el 5 de agosto de 1939, 48 horas después de ser juzgadas y condenadas a muerte por delitos que no cometieron en un consejo de Guerra sumarísimo (al igual que otros 43 hombres, también afiliados a las Juventudes Socialistas Unificadas, JSU).
No deberíamos de darle ninguna importancia a declaraciones que son falsas, pero lamentablemente está también la otra parte, la de que la libertad de expresión no puede albergar el mentir tan descaradamente. Pero aunque sea falso, la publicidad que le da a este tipo de comentarios de este señor y a este partido puede conllevar que lejos de repudiar a más gente provoque el efecto contrario.
Ante esta situación, ¿merece la pena hacerles caso? ¿Es mejor obviarles? No tengo tan claro que a un representante (tristemente) de la ciudadanía haya que contestarle siempre. Por ahora Vox no es un partido importante, con lo cual hay que valorar muy bien qué hacer. Obviamente dan ganas de contestar, y la verdad no la tienen ellos, pero sí las ganas de llamar la atención. Lo importante es no caer en sus provocaciones y medir bien las respuestas.