Las dos orillas

Miguel Niño Martínez REDACCIÓN

OPINIÓN

17 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Nunca encajó mejor la frase: «Entre dos orillas cruza el agua…Se va al mar a morir el río». Así es hoy la realidad publicitada en los «media»: escritos, hablados. Cada cadena, con sus «marcas blancas», programan las franjas de audiencia e intentan, con su publicidad limpia y atractiva, colocar en el mercado su producto.

Ellos son los malos. Siempre que gobiernan destrozan el país, lo llevan a la bancarrota, despilfarran el dinero, crece el paro, aumenta la deuda, la desigualdad no se corrige, la enseñanza por los suelos, la sanidad no atiende las necesidades básicas... El Estado se desintegra, la sociedad se resquebraja, la…, el…Y así una tras otra la letanía aumenta.

De tanto repetir una idea (incluso sea ya en su origen mentira) los oídos acaban asumiéndola, la hacen suya en su interior y los fieles ya no dudan en comulgar con ella, la confían a las urnas y les confían su idea con fe ciega. Esa es una orilla actuando día a día, semana a semana… Hasta que se proclaman nuevas «gestas» (elecciones de cada una de las multitudes de administraciones que gobiernan este país llamado España) y, alguno de estos alatoyah vadean al río; pero «siguen en sus trece».

Cambian la mirada y olvidaron la memoria. Qué triste cuando la memoria es arrojada al olvido. ¿Dónde queda la madre de la ciencia: la experiencia? ¿Dónde queda esa frase lapidaria: «Hay que escuchar a las dos partes antes de dictar sentencia»? Los J. J. Losantos, los Herrera en la Onda…han vivido una juventud intensa, generosa, valiente… ¿Por qué, ahora, mercenarios de la otra orilla no escuchan la voz de su interior y se dejan seducir sólo por la otra mirada, por el oropel de la pela, por el vil metal? Las dos orillas no dialogan. Siempre enfrentadas, siempre enarbolando el hacha de guerra.

¿De qué sirvió primero una República y luego una civil guerra, una transición modélica? ¿A dónde? ¿A una democracia moderna o a una guerra de números, de letras, de insultos de verdades a medias? Las dos orillas enfrentadas y el iber continuando de frontera. Las dos orillas, diálogos sordos. Crece la sordera.