Ni una mujer, así es España

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

Juan Carlos Hidalgo | Efe

05 nov 2019 . Actualizado a las 10:10 h.

Ni una sola mujer. Seguimos en la España del siglo XIX. Ay, si Emilia Pardo Bazán, y su cuestión palpitante, levantase la cabeza. Les tenemos miedo. Ellas, mejor en la cocina, y cinco hombres, con años y años de vivir de la política, fueron otra vez los líderes alfa. Los que no hicieron los deberes desde abril (vacaciones más largas que las escolares) y no supieron interpretar que eran necesarios pactos volvieron a protagonizar cinco estériles mítines. Uno tras otro, como frente a espejos. Son incapaces de dialogar. Se negocia más en la barra de un bar pisando serrín. Un debate de este tipo es una inundación de palabras maquilladas por los asesores. Siempre el que va ganando, el PSOE en la metadona de las encuestas, era el que más tenía que perder. Y casi fue así. La herida catalana le pasó factura por negar la realidad de los violentos, con Rivera enseñando el as de bastos de un adoquín de las calles de Barcelona. Atenuó Sánchez el golpe azuzando a la velutina que debutaba, Abascal. El tres, y a veces cuatro, contra uno quedó en combate nulo o gresca absurda. Llana es Castilla, y plano fue el nivel. Mucha cara y pocas ideas. Eso sí que es pobreza energética. Los discursos sí que fueron España vacía. Semejaba que en vez de un plató, estaban sobrevolando sobrados de poder en los ovnis de sus partidos a los votantes mutantes que saben bien lo que ellos desconocen: lo duro que es el día a día, sobrevivir, salir adelante pelados de dinero y helados de frío. El resultado fue tan quirúrgico como la apariencia de hospital que tenía el decorado del NODO. España está en la UVI y parece que los cinco no se enteran. El suelo era negro tal vez en alusión a la losa de Franco y el Valle de los Caídos o al futuro que nos espera con la economía ya enlutada. El corsé de hablar de lo que me dé la gana y no contestar a nadie fue lo que más se repitió. Escuchando al pelotón de candidatos es como cuando te piden la hora por la calle y de paso te roban el reloj. Qué barbaridad. Ni una novedad. Todo desprendimiento de rutina. Todo viejo en la vieja y en la nueva viejísima política. Sánchez pidiendo que le dejen gobernar aunque gane por una papeleta. Casado aportó la barba. Rivera, picajoso. Iglesias, profesoral, salvo el desliz. Y Abascal fue sin corbata. De lo demás es muy difícil hablar. Siguen enfrentados como pandilleros. ¿Qué pasó anoche? Lo que predijo Unamuno hace mucho. «Nunca habrá paz para nosotros. Estas gentes tienen un cerebro cojonudo. Quiero decir que en la mollera, en vez de sesos tienen testículos».