El abrazo de Vergara

OPINIÓN

14 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

A la hora de comer. Las dos de la tarde (martes 12 de noviembre de 2019).

Las dos de la tarde de este horario europeo, anticuado, anacrónico.

Hoy, cuando la mayoría de los españoles estaban sentados a la mesa a reponer fuerzas: la comida familiar. En este preciso momento, los medios de comunicación en total sintonía lanzaban a los cuatro vientos la fotografía del abrazo de Vergara, versión 2019.

Era un abrazo íntimo, sugerente, personal.

Era algo más que un apretón de manos como marca el ritual.

Ahora, tras la celebración de las elecciones repetidas, donde como las anteriores todos perdieron. El pueblo español, señor y soberano, desafiaron las inclemencias del tiempo y ejercieron el único derecho que ningún político es capaz de manipular: depositaron su papeleta en las urnas con aplomo, ejerciendo de jueces.

Hoy, antes de las 48 horas del veredicto, el pacto saltó por las nubes. Rompió en mil pedazos las urnas y ha colocado en su sitio a todos, incluso a los díscolos de VOX.

Cs. se difuminó en las nieblas y brumas húmedas del domingo. El resto de partidos, hasta la docena, (parece que también en la política española 2000 años después se actualiza el colegio apostólico), no hacen más que entorpecer por su dispersión, el pacto de estado que necesita España para no seguir viajando hacia la deriva y a merced del ritmo que marcan los dos monstruos mundiales: EE.UU. y China.

Hoy, a la hora de comer: Pedro y Pablo, Pablo y Pedro se han dado el abrazo de «amigos». ¿No tendrá que ver algo con el abrazo de Vergara de hace casi dos siglos?

Yo, me apunto a pactos de miras altas, de frentes limpias, de corazones que laten al unísono.

Pero, 12 partidos, son muchos.

El hemiciclo parece ya más un círculo.

Y, el abrazo de hoy, amigos lectores, parece «la cuadratura del círculo».

El abrazo de Vergara bis, 2019, a la hora de comer.