P+P=Mach 2

OPINIÓN

17 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando un avión supera, en determinadas condiciones atmosféricas, los 1.225 kilómetros por hora, produce una onda de coche y se oye un sonido característico. Ernst Mach fue un físico y filósofo austríaco del siglo XIX que corrigió a Newton y su concepción de la inercia en un espacio absoluto. Mach, siguiendo las ideas del competidor de Newton, Leibniz, llegó a la conclusión de que la inercia y el movimiento en general de los cuerpos son relativos a otros cuerpos. No mucho después, Einstein se percató de la importancia del desvelamiento de Mach y elaboró las dos teorías fundamentales de la física clásica, las de la Relatividad Especial y General. La deuda del alemán con el austríaco la materializó denominando, justamente, su descubrimiento Principio de Mach («la masa de allí influye sobre la inercia de aquí»: la masa de los objetos lejanos incide en el movimiento de los objetos próximos).

Como es sabido, todo cuerpo tiene masa y peso, que no son equivalentes. La masa es el conjunto de átomos y el peso es la medida de la fuerza de la gravedad entre dos o más cuerpos, de tal manera que mi peso en la Tierra será mayor que en la Luna porque el planeta tiene más masa que el satélite y ejercerá por tanto una atracción mayor, y, al contrario: yo también alteraré a la Luna, pero con una fuerza tan despreciable, que ella ni se inmuta.

Pero, ¿deberían no inmutarse los votantes del PSOE por la fuerza de gravedad que sobre el cuerpo de Pedro Sánchez y sus satélites ejerce la Unidas Podemos de Pablo Iglesias, de una masa no tan despreciable como la mía, aunque ridícula: 35 átomos frente a 120? Cuando la desproporción era un poquito menos acusada, 42 a 123, hace siete meses, la masa PSOE no es ya que se sintiese atraída por UP, sino que la expulsó al espacio profundo con la misma ira que Zeus proyectó en Prometeo.

Como somos conscientes de que Sánchez calculaba (en realidad, los cálculos eran de sus gurús de La Moncloa) que el 10-N obtendría más átomos que el 28-A, llevó al país a la irritación y a la economía al descenso, y cuando hablamos de economía ponemos la mirada en los más que son desposeídos de los bienes por los menos. También somos conscientes de que Sánchez no es un estadista y que, todavía peor, es el menos cualificado presidente desde antes de la Primera República. Y tales consciencias son certificadas por el abrazo de Pedro y Pablo el pasado martes.

Conocemos a algunos que votaron al PSOE el 10-N que están frustrados y arrepentidos. Iremos conociendo a más. ¿Cuántos no lo hubieran respaldado de saber el preacuerdo de Gobierno con un Iglesias que dice que en España «hay presos políticos»; que se niega incluso a pronunciar la palabra «España»; que vive en una parcela de 2.000 metros cuadrados con chalé, piscina, casa de invitados y «criados», y que está más cerca de la CUP que de la socialdemocracia?

Es indudable que a la felonía de Pedro Sánchez para con un número notable de sus votantes y del bien-estar de esta Nación política tenía que darle una salida, pero la de enrocarse con una formación que bendice las dictaduras pseudo comunistas latinoamericanas es, desde la geografía europea a-espacial. En Europa se dan las coaliciones de gobierno. Sin ir tan lejos, ¿por qué no un pacto de Estado con el Partido Popular? ¿Acaso esta derecha está en la radicalidad de UP o Vox? ¿No será porque el socialismo español no quiere abandonar el papanatismo «progresista»? O, lo que ocurre ¿no será que Sánchez está maniatado por los nacionalismos de raza, o los apoya, y de ahí que no haga cumplir la Constitución de esta nación-Estado, cueste lo que cueste, y redistribuya la riqueza entre las regiones? ¿No se dicen los socialistas solidarios? Lo que se presenta en el horizonte, en todo caso, es un avión que va a sobrepasar los 2.450 kilómetros por hora (Mach 2), pilotado por P+P y con rumbo desalentador.