Primera demostración de la cuerda floja

OPINIÓN

Las portavoces del PSOE, Adriana Lastra, y de Unidas Podemos, Irene Montero, este miércoles, en la diputación permanente del Congreso
Las portavoces del PSOE, Adriana Lastra, y de Unidas Podemos, Irene Montero, este miércoles, en la diputación permanente del Congreso Emilio Naranjo

28 nov 2019 . Actualizado a las 08:53 h.

Lo ocurrido este miércoles en el Congreso de los Diputados tiene toda la pinta de ser un anticipo de lo que ocurrirá esta Legislatura, suponiendo que exista como tal, que haya un Gobierno PSOE-Unidas Podemos y que la estabilidad dependa de Esquerra Republicana. Recordemos: se trataba de convalidar el decreto-ley concebido para abortar la «República Digital Catalana», también conocido como el «155 digital». Y ocurrió que tuvo que salvarlo el bloque conservador, con la abstención de Podemos y el previsible voto en contra de todos los independentistas. Digo «previsible» porque no sería lógico que dieran el sí quienes quieren utilizar Internet para hacer en la red lo que todavía no pueden hacer en la realidad física. El decreto-ley de Sánchez fue salvado por quienes desean la caída de Sánchez. Y quienes quieren el Gobierno de Sánchez, o votaron en contra o se abstuvieron.

Así que ya lo sabe el aspirante a la presidencia: tendrá enormes dificultades para cualquier iniciativa que afecte a la unidad territorial de España. O no, porque la abstención de UP indica que esas iniciativas difícilmente saldrán del Consejo de Ministros sin una crisis seria de Gobierno. Y Sánchez ya puede coger el teléfono, responder a las llamadas de Pablo Casado y atender sus ofertas de pactos de Estado, porque puede necesitar mucho al Partido Popular. Y lo puede necesitar, sobre todo, en las grandes cuestiones de interés nacional. Sin el apoyo del PP en esos grandes asuntos, estará en manos de sus propios socios y de los independentistas, que, como sugirió el martes Gabriel Rufián, se aprovecharán de su debilidad.

Como lección no está mal: este miércoles se ha visto que sería más estable la suma de los 120 escaños del PSOE, más los 89 del Partido Popular, más los 10 de Ciudadanos. Pero el señor Sánchez no pensó en la estabilidad, sino en ideología, y puede ser su segundo error, solo aliviado por la perspectiva de no dejar la oposición en manos de Podemos por la izquierda y de Vox por la derecha, que casi sería una opción peor pensando en el futuro del país y en el riesgo de una radicalización todavía mayor.

Como adelanto de ese futuro, es inquietante. Es tremendo tener que depender en cada ley -y no digamos en los Presupuestos- de fuerzas ajenas al Gobierno, algunas de las cuales están deseando que haya que repetir elecciones. Con lo cual volvemos a lo escrito hace unos días: quizá tengamos Gobierno, pero con solo unos 160 diputados comprometidos con la estabilidad y los otros 190 en dudosa posición, puede pasar cualquier cosa y en cualquier momento. En caso de dificultad, al Gobierno solo lo puede salvar un pequeño detalle: que difícilmente votarán juntos los independentistas y el bloque conservador.