El pacto con el diablo

César Casal González
césar casal CORAZONADAS

OPINIÓN

Sergio Perez

22 dic 2019 . Actualizado a las 08:49 h.

Solo Sánchez puede frenar esta deriva. Las consecuencias de pactar con el diablo son claras e incalculables. El primero que está blanqueando a los rivales es el PSOE con su política de buscar la investidura de la mano del zahorí Pablo Iglesias con ERC y Bildu. 

El enemigo está sentado en el salón constitucionalista de casa. Lo único que ha garantizado la mejor etapa de prosperidad de este país con tendencia al cainismo es la Constitución. Es en la carta magna donde tenemos que seguir encontrándonos. El enemigo no es la Unión Europea y las decisiones judiciales. El rival sale en las fotos junto a los dirigentes del PSOE. El rival es que un condenado por sedición sea el dios del futuro de España, justo el que la quiere destruir.

Eso es un caballo de Troya como un elefante de grande. Y el que lo ha metido en la Moncloa y en el Congreso de los Diputados ha sido Sánchez con su ambición de ser presidente a toda costa.

Los jueces europeos, hay que suponer, toman sus decisiones ajustadas a Derecho. Pero es evidente que no ayuda que vean cómo el propio presidente en funciones de España quiere apoyarse para recuperar el poder en los mismos políticos que están en la cárcel. No lo entienden ellos ni lo entiende un niño pequeño. Sánchez es el máximo culpable. Pero no es el único.

El frente constitucionalista tiene que ser mucho más activo. Solamente ha habido dos voces nítidas en este interminable proceso del procés. Una es la del presidente gallego Alberto Núñez Feijoo que, desde el minuto uno, ha defendido que el PP debería plantearse una abstención con condiciones.

La otra es la de la ya denominada vía Arrimadas.

Inés Arrimadas ha dicho en voz alta lo que pensamos una mayoría de españoles que queremos seguir viviendo en la concordia de lo único que tenemos, que es la Constitución. Los constitucionalistas deben unirse, con luz y taquígrafos, con exigencias y líneas rojas para Sánchez, y evitar que este siga en su carrera por pactar con la extrema izquierda, con ERC y con Bildu.

Pero Sánchez prefiere gobernar con los que solo piensan en romper todavía más la convivencia que abordar una negociación lógica con la mayoría razonable.

Es una pena que Pedro Sánchez no lea a Aristóteles. Su Ética a Nicómaco, por ejemplo. Encontraría esta amena explicación sobre la justicia: ni el defecto ni el exceso es justicia. La virtud de la justicia está en el término medio, en el justo medio. No es tan difícil de entender.