Hombres, mujeres y fármacos

Alejandro Sousa EN DIRECTO

OPINIÓN

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20 ene 2020 . Actualizado a las 08:21 h.

En la Facultad de Medicina estudié que los fármacos para la diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia... actúan por las misma vías metabólicas y receptores celulares en hombres y mujeres. Y sin embargo, no es raro oír o leer afirmaciones como que los fármacos están diseñados solo para hombres, sin pensar en las mujeres. El argumento de que el dolor torácico del infarto es menos específico en mujeres es solo una crítica manipuladora. La sociedad española de cardiología informa insistentemente que la mujer presenta con más frecuencia «náuseas, vómitos e indigestión, y también refieren más a menudo dolor en el centro de la espalda y en la mandíbula». Insinuar que los médicos desconocen esto es ofensivo. Cuando hablan de peor supervivencia del infarto femenino se les olvida mencionar que los estrógenos protegen a la mujer hasta la menopausia. Por ello, los infartos femeninos ocurren diez años más tarde. Es decir, son una década más viejas y con más enfermedades asociadas (sobrepeso, diabetes, nefropatías…). Es cierto que la mortalidad es un 10 % mayor en ellas pero muchísimos más hombres sufren infartos (4,2 % contra el 1,8 %). Así, en el 2016 fallecieron por infarto en España 5.899 mujeres y 9.009 hombres.

Dejando a un lado las enfermedades relacionadas con los órganos sexuales, específicos de cada género, casi todas las enfermedades presentan diferencias de incidencia y respuesta al tratamiento. Es bien conocido que la migraña, varices, ansiedad, depresión, osteoporosis, fibromialgia, alergias, hemorroides son más frecuentes en las mujeres. Por el contrario, el cáncer de pulmón y colon, ataques cardíacos, derrames cerebrales, diabetes, hipertensión arterial, hiperlipemia, broncopatías y enfermedades degenerativas se dan más en hombres.

El párkinson responde peor en mujeres mientras que la esquizofrenia lo hace en el hombre. Curiosamente, los hombres van menos a consultas y sus diagnósticos son mas tardíos. El 92% de ellas frente al 76% de ellos acude a algún especialista cada año. La esperanza de vida de las españolas es de 86,1 años (la mayor del mundo) frente a los 80,6 años de los españoles. No es cierto que las dosis están pensadas para varones blancos y que suelen ser excesivas para una mujer. Los medicamentos tienen presentaciones diferentes (500, 250 o 125 miligramos), hay muchos tratamientos en comprimidos que se pueden fraccionar a la mitad o un cuarto y muchos otros (gotas, inyectables) se calculan por kilo de peso. Una mujer obesa de 95 kilos puede necesitar más dosis que un adolescente de apenas 70.

Tampoco es cierto que ahora los estudios experimentales se tienen que hacer en hembras y machos. Salvo casos excepcionales, que justifican un género concreto, los estudios experimentales se han realizado siempre en animales de ambos sexos, aunque a veces se prefieren machos por tener mayor peso y otras veces hembras por ser menos agresivas en cautividad.

El verdadero problema de la mujer es conseguir una igualdad real en el trabajo y acabar con esa lacra que viola o mata. Buscar causa feminista en la investigación farmacéutica o la atención sanitaria es, en términos generales, una mentira.