Consecuente

Diego Valiño
Diego Valiño REDACCIÓN

OPINIÓN

07 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

A lo largo de nuestras vidas tenemos que tomar muchísimas decisiones, unas más fáciles y otras más complicadas. Nadie nos pide ser perfectos, y todos erramos y aunque sea tarde, nunca es mal momento reconocer los fallos. Sin embargo, también creo que hay que ser consecuente y más si a tu alrededor ha estado gente apoyándote por una causa concreta. Tienes derecho a cambiar de opinión porque el tiempo te haya demostrado que te equivocaste, pero lo que no veo bien es que dejes huérfanos, solos y desacreditados a quienes creyeron en ti.

He leído en estos últimos días por redes sociales a muchos compañeros del PSOE sus reflexiones sobre las palabras que la semana pasada le dijo Susana Díaz a Juan Manuel Moreno Bonilla en el Parlamento de Andalucía. «Yo me equivoqué cuando defendí que este país tenía que tener un gobierno, aunque fuera muy de derechas como el suyo, y acertó Pedro Sánchez». Aunque creo que nunca es tarde para decir las cosas (tres años en este caso) y que es muy digno reconocer que se estaba errado, la secretaria general del PSOE andaluz debería ser consciente de que muchos militantes que la apoyaron y confiaron en ella ahora se sientan abandonados.

Cuando pides el referendo a una cuestión tienes que ser consecuente después. No puedes convertirte en un Antonio Hernando, que antes del 1 de octubre de 2016 defendía que el partido no permitiese un gobierno de Rajoy y después, sin pudor ninguno, fue quien capitaneó en el Congreso ese grupo parlamentario que obedeció a la gestora y no a los militantes (como posteriormente se demostró en las votaciones que provocaron el regreso a la secretaría general de Pedro Sánchez).

Medir las palabras, actuar según tus ideas y luchar por ello está muy bien. Quien no arriesga, no gana, pero hay una posibilidad de perder. Y ella perdió (por suerte para todos los socialistas, en mi opinión). Reconocer que te equivocaste te hace más humilde, pero hay que ser consecuente con la mochila que llevas a tus espaldas para no defraudar a nadie y no ser un incoherente.