La tiranía de los puritanos

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

Unanue - Europa Press

10 feb 2020 . Actualizado a las 08:20 h.

?Juzgamos con benevolencia a aquel que dice, escribe o proclama lo que su clientela quiere oír; y con aspereza, incluso crueldad, a quien no piensa como nosotros

Cuatro editoriales rechazaron publicar las memorias de Woody Allen; y sus películas, que se estrenaban anualmente desde 1977, buscaron también nuevas distribuidoras. Y no es que el genial director no haya trabajado. Lo ha hecho, pero la tiranía de los puritanos ha impedido su difusión. No se cuestiona el talento de Allen, ni su obra, aunque el rumor ya empieza a escucharse. Se cuestiona su persona por hechos (nunca probados) de todos conocidos. Hechos, de ser ciertos, deplorables. Sin embargo, ni lo más abyecto debe ser óbice para criticar una obra artística. La obra vive sola, independiente del autor. Tengo la sensación de que todo se mezcla y así juzgamos con benevolencia a aquel que dice, escribe o proclama lo que su clientela quiere oír; y con aspereza, incluso con crueldad, a quien no piensa como nosotros pensamos. Vivimos malos tiempos para la libertad de expresión. Es la intolerancia.

Antonio Machado se enamoró de Leonor, a quien le escribió bellísimos poemas, cuando ella tenía trece años. Se casaron cuando Leonor cumplía los quince, él treinta y cuatro. Ello no resta grandeza a la obra de don Antonio. Estos desmanes políticamente incorrectos se consienten aún hoy porque Machado, Antonio, era hombre de izquierdas. Y más. Leer su Juan de Mairena nos da interesantes pistas sobre las conceptuaciones ideológicas de Antonio. También sería bueno recomendar la literatura de su hermano, al que la corrección política ha ignorado y al que Borges llamaba «el hermano bueno», consciente de su genialidad. En todo caso, eran otros tiempos. Hoy ni uno ni otro sobrevivirían a la rudeza que gobierna las artes. Son los redentores, esos que no prohíben a Nabokov, pero les gustaría (si lo hubiesen leído): escribió una novela obscena, aunque Lolita no es lo más incorrecto del maestro. La incorrección no se consiente. En la nueva España, menos. Por eso afirmo que de los autores importa su obra: texto y no contexto. Resulta ignominioso que se juzgue desde perspectivas personales algo objetivo: el valor de una obra artística. ¿Qué haremos con las películas de John Ford? ¿Y con el Ulises de Joyce y las barbaridades que Bloom le decía a Molly, y viceversa? ¿Los poemas de amor de Cunqueiro son machistas? ¿Ya solo nos queda el guerracivilismo y el narcotrafiquismo? Estamos construyendo un mundo cultural rencoroso contra el que no forma parte de la grey. Es la tiranía, insoportable, de los puritanos.