Manteniendo viva la memoria

Fredy Sussman FIRMA INVITADA

OPINIÓN

Kay Nietfeld

19 feb 2020 . Actualizado a las 08:19 h.

La historia está llena de barbaries, pero ningún episodio de la historia es comparable al Holocausto (Shoah). Esta fue la única industria internacional de exterminio que ha creado el ser humano, representada por el exterminio de 6 millones de judíos realizado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Una aniquilación industrial, perfectamente diseñada por políticos, ingenieros, químicos y técnicos de múltiples disciplinas, planificada hasta en su último detalle con la tradicional eficacia germana.

Esto pasó en la civilizada Europa. ¿Cómo pudo ser? Esta claro que mucha gente y muchos gobiernos conocían el alcance del crimen, pero hicieron oídos sordos, o peor, colaboraron en el genocidio. La policía de muchos países colaboró abiertamente en las redadas de judíos para su envío a los campos de la muerte; y la población se puso al servicio de los nazis, participando abiertamente en las masacres de judíos.

La Shoah fue el resultado de la maldad y la depravación de una ideología totalmente deshumanizada; pero sus raíces son más profundas y alcanzan a los prejuicios y estigmas que resultaron en continuas expulsiones y persecuciones a los judíos europeos desde épocas medievales. No hubo país en Europa que fuera inmune a la judeo-fobia.

Es de desear, por el bien de la humanidad, que el antisemitismo y todo tipo de persecución por razones de origen sean cuestiones del pasado. Dos obstáculos se oponen a este objetivo altamente deseable. El primero es el desconocimiento de estos capítulos negros prevalente en una buena proporción de la población de este continente, especialmente las nuevas generaciones.

El segundo impedimento es la banalización del Holocausto. Esto último en muchos casos se manifiesta en atribuir a su enemigo ideológico tendencias parecidas a las que llevaron a los nazis al genocidio. Un caso reciente es el de la diputada al Parlamento europeo Clara Ponsatí, una ardiente defensora de las ideas independentistas en Cataluña. En su primera intervención en sede parlamentaria manifestó que las acciones del Gobierno español en Cataluña son directas herederas intelectuales de las que llevaron a los reyes católicos a expulsar a los judíos de España. La exposición de reivindicaciones esposadas por una parte de la sociedad catalana no es objetable. Lo que no es permisible es realizar un símil entre la tragedia de los judíos en Europa con estas demandas insatisfechas.