8 de marzo, ¿cuántos más?

Carmen Escandón

OPINIÓN

08 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Decía Nuria Varela en uno de sus últimos libros, «Cansadas», que estamos hartas;  hartas de tener que reivindicar, de no bajar la guardia, de competir siempre y de demostrar más. De organizar la vida, de cargar con la intendencia y logística de todo, de cuidar y de hacerlo a nuestra costa.  Estamos hartas de estar cansadas.

Pues bien, yo tengo un sueño (I’ve got a dream! como dijo el líder afroamericano) y mi sueño es que vosotros, hombres, compañeros, os declaréis también hartos de esta sociedad machista que se empeña en amputar vuestra capacidad de cuidar, vuestra libertad para ejercer la corresponsabilidad en el hogar, con vuestros hijos, vuestros mayores. Que se empeña en definir vuestra masculinidad, como se ha empeñado todos estos siglos en definir nuestra feminidad. Si unimos el cansancio de unas y otros, estoy segura que conseguiremos una sociedad más justa, más igualitaria y que aparque de una vez por todas los estereotipos que nos coartan y limitan. Esos estereotipos que están en la base de la segregación horizontal y vertical en el mercado de trabajo, que generan disfunciones como la brecha salarial, que no deja de ser una forma de violencia económica en la que perdemos nosotras, pero pierde el conjunto de la sociedad porque la economía se ve privada de recursos, porque son dineros que dejan de circular en ella, que no cotizan a hacienda ni a la seguridad social. Estereotipos que imponen una educación sexista que parece abocarnos a situaciones indeseables como la violencia de género y el resto de violencias ejercidas fundamentalmente sobre las mujeres, en forma de acoso sexual y por razón de sexo.

Estoy convencida de que no alcanzaremos esa igualdad plena entre mujeres y hombres en tanto en cuanto no alcancemos la igualdad en el mundo del trabajo. Y en ello estamos, con las reformas  de la legislación laboral que resulten necesarias, la recuperación del protagonismo de la negociación colectiva para la firma de planes de igualdad, la ratificación de convenios como el CV 190 de la OIT (sobre acoso sexual y por razón de sexo en el ámbito laboral). Queda mucho por hacer, pero estamos en el buen camino; la realidad social que vivieron nuestros abuelos y abuelas dista mucho de la nuestra. Hemos avanzado mucho, pero el secreto está en no perder de vista el norte, nuestro sueño, y no permitir que ningún discurso trasnochado nos aleje ni por un momento de él.  ¡Soñemos juntas y juntos!