Que no te estropeen el día, mujer

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

07 mar 2020 . Actualizado a las 09:05 h.

El Día de la Mujer es, probablemente, la celebración más cuidadosamente preparada a lo largo del año. Tan preparada, que el Gobierno quiso llegar a esta fecha con una ley llamada a terminar con las agresiones sexuales, que son el martirio diario de un número tan alto de mujeres que la policía autónoma de Cataluña tiene que crear una unidad específica ante el aumento de ese tipo de delitos. Y al mismo tiempo, una celebración conflictiva desde que alguien la convirtió en motivo de confrontación política, como tantas veces ocurre en este país, y la elevó a instrumento electoral o de propaganda de algunos partidos políticos. Una hermosa fiesta, concebida para unir a las mujeres en su noble lucha por la igualdad y sus derechos, corre el riesgo de seguir los pasos de hace un año: el intento de unos por quedarse con la exclusiva con el movimiento feminista y el intento de otros por descalificarlo por razones ideológicas.

Y en esas seguimos. Vamos a ver qué ocurre hoy y mañana en las manifestaciones que se van a celebrar por toda España. Pero los indicios distan de ser satisfactorios. El conflicto que hay en el Gobierno por la ley de libertad sexual no es solo una cuestión de técnicas legislativas; es una lucha por el liderazgo feminista. Lo demuestra esa especie de competencia entre ministros para proclamarse cada uno campeón del feminismo, como si en ello les fuera la vida. Al mismo tiempo, el centro-derecha tiene tantas formas de alinearse como partidos o tendencias, hasta llegar a la última autodefinición de Cayetana Álvarez de Toledo: «Feminista amazónica». Y hay indicios de aparición de un fundamentalismo con síntomas inquietantes de intolerancia. Supongo que son una minoría.

En este panorama no solo se pierde transversalidad, sino que resulta imposible coincidir en un objetivo común. Se da por supuesto que el propósito número uno de este día es conquistar la gran meta de la igualdad, que sigue tropezando con muros incomprensibles. Es lógico que se reclame seguridad frente a tanto episodio de violencia psicológica, tanta agresión sexual, tanto resto de machismo y tanto asesinato. Pero a partir de ahí se imponen los recelos, los rechazos y una cierta agresividad verbal que hemos visto en las manifestaciones del año pasado.

No es más que una anécdota, pero ilustrativa: el Partido Popular tuvo la idea, creo que muy buena, de que sus mujeres más notables elogiasen a sus rivales políticas. ¿Y saben cuál fue el resultado? Que se le reprocha que, con esos elogios a sus adversarias, el PP está legitimando la supremacía moral del feminismo de izquierda. Creo que es elocuente de la rivalidad y el mal ambiente creados ante una fiesta que debería ser de pura unanimidad.