Ganaremos la guerra, sin duda

Rafael Bengoa LUCHA CONTRA EL CORONAVIRUS

OPINIÓN

María Pedreda

18 mar 2020 . Actualizado a las 20:20 h.

Es correcto en salud pública, en las primeras expresiones de una epidemia, intentar contener identificando todos los individuos infectados y sus contactos. En ese sentido, España sigue las pautas técnicas diseñadas por las OMS y los países después de las epidemias anteriores más recientes. Fueron la gripe aviar, SARS, MERS, ébola y H1N1.

Se aprendió mucho de esas epidemias y parece oportuno en esta apoyarse sobre ese aprendizaje internacional y nacional. En el 2005, en la OMS se decidió actuar en función de los avances de una epidemia y que las decisiones fueran tomadas en función de los acontecimientos de un país.

También allí se determinó que, en el caso de no lograr contener la epidemia, la siguiente fase fuera aplicar intervenciones de distanciamiento social sobre una comunidad, una ciudad, una región e incluso llegar a la alerta sanitaria de todo un país como decidió el Gobierno de España.

En esa etapa uno está frenando y mitigando. Es necesario comprender que, aunque la población no lo sienta así porque crecen los afectados, las medidas tomadas en nuestro país hasta el momento han retrasado y moderado la epidemia. Como resultado habrá menos transmisión comunitaria, se reducirá de forma importante el pico de nuevos casos y, por lo tanto, se reducirán las muertes.

Lo que se ha hecho hasta ahora nos permite ganar tiempo, un factor clave en cualquier epidemia. Un tiempo imprescindible para conocer mejor el nuevo virus, descubrir su comportamiento, preparar un tratamiento y elaborar la vacuna.

Hoy muchos dicen que se debería haber actuando en distanciamiento social y alerta sanitaria desde el principio y así haber cortado por lo sano. Sugieren no seguir lo que se ha aprendido de otras epidemias, sino lo que han visto en alguna película.

Las decisiones a toro pasado siempre parecen más acertadas.

En sociedades abiertas como la nuestra es siempre necesario encontrar un equilibrio entre las libertades individuales y las intervenciones más autoritarias. ¿Se imaginan la reacción de una sociedad como la nuestra si el Gobierno y las comunidades autónomas hubieran decidido una alerta sanitaria con aislamientos de ciudades enteras hace un mes y medio?

Tenemos un buen sistema de salud que está viviendo momentos difíciles, pero tiene las raíces bien establecidas gracias a la calidad y entrega de sus profesionales.

Sin embargo, eso no es suficiente para luchar contra este virus. Lo que piden esos profesionales es que se complemente su esfuerzo con el deber cívico. Estas epidemias no se controlan únicamente por las autoridades y los profesionales. Los ciudadanos y la sociedad civil tienen un papel fundamental. Los comportamientos sociales influyen en la transmisión y pueden ayudar o agravar la trayectoria de una epidemia. La trayectoria de la epidemia dependerá en gran medida de que sigamos todos las instrucciones de higiene y de autoaislamiento.

La suma de la actuación de la sociedad civil, de los profesionales y de las autoridades ha logrado vencer todas las epidemias anteriores. Esta no será la excepción.