Lo mismo ocurre en otro de los trágicos focos de la pandemia, como son las residencias de mayores, cuya gestión, en la mayor parte de los casos concertada con el sector privado sigue siendo competencia de las CCAA. Lo del 155 sanitario es otra de las leyendas urbanas del independentismo para continuar con el argumento victimista de la madrastra España, también en medio de la pandemia.
En definitiva, con competencias compartidas, somos corresponsables de los aciertos y de los errores y así lo juzgarán los ciudadanos, al margen de este forcejeo inútil por el relato.
En cuanto al pacto institucional, la precipitación del Gobierno en la centralización de las decisiones en que las CCAA tienen competencia exclusiva como es el caso de la sanidad, y la consiguiente actitud de desconfianza, cuando no obstruccionista y de correa de transmisión de las derechas del antagonismo politico de algunas significativas CCAA (encabezadas por Cataluña y Madrid) en una suerte de coalición negativa, lo ponen muy difícil, incluso antes de entrar al debate esencial del coste de la crisis sanitaria y su financiación, que sin duda será el asunto más espinoso en la salida de la pandemia.
Su actitud ante el final de curso y la promoción de los estudiantes parece confirmar la actitud de aquel qué preguntaba de qué se habla para anticipar que en todo caso se opondría.
Solo queda pues el acuerdo social, la denostada concertación social, aunque tengo para mi la impresión que tampoco será fácil, Sin embargo, teniendo en cuenta el bloqueo político y con las CCAA, tal parece que es pacto posible que habría que mimar, y que de salir medianamente bien, sería el que más contribuiría a la fase de reactivación económica y facilitaría también un mejor clima para las relaciones políticas e institucionales.
Pero sobre todo sería un factor muy importante de confianza en relación a las medidas extraordinarias, aunque insuficientes, puestas en marcha por parte de la Comisión Europea y el Banco Central, y aunque en menor medida también con la financiación adicional del mecanismo europeo de estabilidad MEDE.
En conclusión: un casi imposible pacto político, al menos por ahora, muy improbable entre el Gobierno y las CCAA y más accesible y prioritario con los agentes sociales.
Porque no le veo margen entre el cainismo político y con la vigilancia reaccionaria del extremismo populista: Antes muertos y con la cabeza de Pablo Iglesias. Es también su fórmula para atar y bloquear cualquier política de cambio a este Gobierno, ya de por sí muy condicionada por la crisis. La única excepción es el nuevo papel moderador de Ciudadanos.
Solo veo la posibilidad y la prioridad de un pacto entre los agentes sociales y Gobierno. Es verdad que también con evidentes servidumbres, que se han hecho notar en la reciente controversia sobre la necesaria puesta en marcha de una renta mínima. En definitva, unos pactos de la Moncloa sin la presencia inicial de las fuerzas políticas. Una concertación muy limitada en lo laboral y fiscal que solo podrá engrasar el compromiso financiero de la UE.
En consecuencia, en Asturias es de prever que las fuerzas políticas seguirán como correas de transmisión a sus partidos estatales, salvo las incógnita de Podemos.
En este sentido sería prioritario garantizar en la desescalada en primer lugar el reforzamiento de la lucha frente al COVID-19, en general manteniendo la alerta sanitaria y los recursos de emergencia en la sanidad pública, y en particular en el ámbito de la salud pública para apoyar el sistema de información, el control y el seguimiento de los contactos y en la investigación epidemiológica.
También en lo sociosanitario, con atención especial al ámbito residencial. Tanto en la inspección como en el apoyo a la atención primaria para el control y seguimiento de casos. Así como para reforzar el salario social y las medidas de rescate social, con objeto de proteger a los colectivos más vulnerables.
Los autónomos y las Pymes, que más han sufrido el confinamiento, deben estar entre las prioridades económicas en la desescalada.
De lo que más se ha revalorizado en esta crisis es el papel de la industria y en particular de manufacturas sanitarias, tecnológicas y de emergencias. Por supuesto se trataría de aprovechar también el New Deal verde Europeo para que apoye la renovación de nuestra industria y agricultura.
Las iniciativas individuales y de pequeños equipos como la de los respiradores muestran el intangible de la cultura industrial, más allá de las infraestructuras. Las startups en este sentido son fundamentales.
Se trata de aprovechar también las ventajas comparativas de Asturias en el turismo de cercanía y no masificado en el proceso de desescalada y de cara al futuro.
En cuanto a la Universidad habría que profundizar en un momento tan singular en la alianza Universidad y sociedad, tanto en la disposición de sus laboratorios contra el COVID-19, como en general en materia de investigación, en particular en sus lineas de salud pública, sanidad, envejecimiento..etc
Por último y más en lo táctico se trataría de preparar el terreno presupuestario, intentando ampliar el bloque progresista a Podemos y sumar a Ciudadanos.