Mínimo acercamiento político

Fernando Salgado
Fernando Salgado LA QUILLA

OPINIÓN

21 abr 2020 . Actualizado a las 09:27 h.

Pedro Sánchez y Pablo Casado han alcanzado un acuerdo de mínimos. No habrá Pactos de la Moncloa ni garantía alguna de que se abra camino un pacto de reconstrucción. Pero lo intentarán. No habrá mesa de diálogo de fuerzas políticas, patronal, sindicatos y comunidades autónomas, pero sí una comisión parlamentaria creada ad hoc para diseñar y aprobar un plan de choque contra la devastación económica. Y esto no es poco. Es mucho más de lo que esperábamos los escépticos, que nada esperábamos, y más de lo que hacían presagiar los anuncios previos de Casado.

La propuesta de Casado de resituar la negociación en el Congreso, aceptada por Sánchez, me parece positiva. Por las razones que dijo el líder de la oposición y por las que no dijo. En el Parlamento, cada diputado o grupo tiene la fuerza y la representatividad que le otorgan sus votos. Fuera, en la cafetería o en el salón de palacio, el valor de cada negociador solo se le supone, como a los soldados de antaño. El acuerdo extraparlamentario, antes de convertirse en ley o Presupuesto, debe superar la reválida en la cámara. El acuerdo en una comisión parlamentaria, si se produce, va a misa porque tiene las bendiciones de la mayoría.

En el Parlamento hay luz y taquígrafos. Los ciudadanos podremos observar la predisposición al acuerdo y el grado de sinceridad con que cada uno acude a la mesa. Certificar quién aporta y quién va de farol. Comprobar si Pedro Sánchez solo busca un trampantojo propagandístico, como aseguraba Casado días atrás, o intenta «mutualizar la ruina que viene», como sostiene un columnista de la derecha, sin percatarse de que la catástrofe económica ya está mutualizada y compartida por familias, empresarios, autónomos y trabajadores. O verificar si Pablo Casado se ha caído del caballo y, tras escuchar el clamor popular -¿qué mayores calamidades tenemos que soportar para que ustedes se pongan de acuerdo?-, se dispone a anteponer el credo de su país a sus intereses personales y de partido. Yo tengo mi opinión y mis pre-juicios al respecto, bien lo sabe el amigo lector, pero permítanme que hoy los reprima. Déjenme disfrutar este momento de esperanza.

El lugar adecuado es el Congreso, pero a condición de que sindicatos, patronal y comunidades autónomas tengan voz y voto en la negociación. El pacto político quedaría cojitranco si no llegase acompañado del pacto social. Si van a hablar de sanidad y de la salud, no se entendería la ausencia de las administraciones competentes en la materia: las comunidades autónomas. Y si se proponen trazar un plan de reconstrucción económica, hay que contar con las víctimas y protagonistas: empresarios y trabajadores. Solo con ellos será posible fraguar, si no los nuevos Pactos de la Moncloa, sí al menos los Pactos de la Carrera de San Jerónimo.