El duelo ante la muerte de un ser querido

Raquel Baeza PATROCINADO

OPINIÓN

La psicóloga Raquel Baeza
La psicóloga Raquel Baeza

25 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La muerte de un ser querido es siempre algo complicado, el duelo es dolor. Sobrellevar la pérdida de un familiar o un amigo íntimo puede ser uno de los mayores retos que las personas tenemos que enfrentar, pudiendo causar un dolor especialmente profundo. 

En estos momentos, dada la situación actual con el coronavirus, el proceso del duelo puede ser aún más dificultoso. Desde el punto de vista psicológico, en las primeras fases del duelo, es muy necesario poder llevar a cabo un «ritual de despedida», ya sea en forma de funeral, de entierro... Esto nos permite separar a la persona que ha fallecido de los vivos. Démonos cuenta como en todas las culturas, a lo largo de nuestra historia, se llevan a cabo ceremonias de despedida. Podría decirse que el duelo no comienza hasta que no hay un ritual de despedida, es importante que la familia sienta como algo efectivo la despedida de su ser querido. Pero en este momento, todo esto no está pudiendo discurrir de una manera normalizada. Las medidas extraordinarias que se han tenido que adoptar con motivo del COVID-19 en la celebración de funerales y duelos, hacen que estemos encontrándonos con tanatorios vacíos, salas sin familiares o entierros e incineraciones en solitario. 

Si alguien es consciente de esta situación inédita y de gravedad, además por supuesto de las propias familias de los fallecidos, son los trabajadores de los servicios de funerarias, héroes en estas situaciones tan delicadas, con una labor esencial, aunque quizás algo invisibilizada. Personas que se están mostrando desde el primer momento, al lado del sufrimiento de los allegados del fallecido. Encontramos iniciativas destinadas a mitigar el dolor de las familias, como en «Somos Gijón» donde cualquier persona que así lo sienta, puede a través de un muro virtual «Estamos contigo», de forma anónima y gratuita, enviar mensajes de apoyo a las familias a través de vídeos, cartas, poemas, fotografías, etc. 

El Gabinete BAEZA Psicología & Formación, tenemos una estrecha relación con Funeraria Gijonesa, ya que trabajamos atendiendo a sus empleados. Así mismo, estamos llevando a cabo la iniciativa por parte del gabinete, de atender de forma gratuita en la primera consulta para los familiares del fallecido que tengan esa necesidad de apoyo en esos primeros momentos del duelo, que como hemos dicho, son tan complicados, más en estos momentos que no se puede velar a los difuntos o celebrar funerales. A través de nuestras consultas, nos llegan las dificultades y consecuencias psicológicas estresantes y dolorosas, que esta situación está suponiendo para los funerarios. Nos destacan la actitud de entereza y comprensión por parte de las familias. Los funerarios forman parte del servicio de salud pública, realizando una función sanitaria, que como todas las demás, les conlleva una gran carga emocional. Están para todos los que lo necesitan, para homenajear y despedir las vidas de sus seres queridos, siempre, y más ahora cuando las propias familias no pueden. Los trabajadores de Funeraria Gijonesa expresan lo difícil que resulta presenciar cómo las familias no pueden abrazarse, en los tanatorios no se escuchan anécdotas, vivencias... Se encuentran vacíos, sin gente que venga a mostrar respeto y a dar ese último adiós. 

Desde el punto de vista clínico, podemos ver cómo pueden llegar a sentirse desbordados, agotados, con miedo y con frustración, y cómo aun así continúan al pie del cañón, prestando toda la ayuda que pueden y dando lo mejor de sí. 

Es muy necesario, que al igual que el resto de trabajadores del sector sanitario, estos compañeros, puedan seguir ciertas pautas, como el reconocimiento y aceptación de las emociones que se experimentan, que las compartan con las personas más próximas, hablar de ellas con gente los profesionales psicólogos, para validar esas emociones y poder afrontar los pensamientos negativos que nos bloquean. Es fundamental también ser conscientes de nuestros propios límites ya que, de sobrepasarlos, pueden aparecer síntomas de ansiedad, estrés y depresión. Así que, en ocasiones, deberemos de parar, para poder recuperar, descansar cada cierto tiempo. En el momento que se sale del puesto de trabajo, es esencial hablar también de otros temas, realizar actividades gratificantes, compartir tiempo de ocio, aunque sea casero, con nuestros seres queridos, etc. es decir, es prioritario poder desconectar, relajarnos y despejar la mente.