¿Nos pagarán por conducir el coche?

Álvaro Manteca FIRMA INVITADA

OPINIÓN

LARRY W. SMITH | Efe

25 abr 2020 . Actualizado a las 11:13 h.

Lo de pagar a los estados para prestarles el dinero ya parecía algo extraño, aunque el sentimiento de extrañeza se intensificó cuando algunas empresas empezaron a emitir deuda a tipos negativos. En estos tiempos nos tenemos que acostumbrar a situaciones que nunca habían sucedido en los mercados financieros, pero lo de los precios del petróleo es una nueva vuelta de tuerca. No obstante, no quiere decir que nos vayan a hacer un ingreso en la cuenta cada vez que llenamos el depósito del coche, ya que lo que sucedió hace unos días responde a factores técnicos que no tienen por qué volverse a repetir, sobre todo si se confirma la salida del confinamiento.

A diferencia de los futuros del crudo Brent, los futuros del west Texas (WTI) implican entrega física de la materia prima al vencimiento del contrato, que en el caso que nos ocupa estaba programada para el mes de mayo. Por otra parte existen multitud de inversores financieros que no tienen ningún interés en hacerse cargo del petróleo, por lo que se limitan a ampliar la fecha de vencimiento de los futuros, vendiendo el contrato que está a punto de expirar y comprando el siguiente vencimiento. Los compradores finales de estos contratos son participantes que sí están en disposición de recibir los barriles.

Los futuros del WTI se negocian y liquidan en la localidad de Cushing, en Oklahoma, donde normalmente existe capacidad de almacenamiento de petróleo. Pero con la actual pandemia de coronavirus se ha producido tal colapso en la demanda de crudo que la capacidad de almacenamiento de Cushing se está agotando.

La escena que siguió se la pueden imaginar: los inversores y especuladores financieros deseando vender los futuros a toda costa y los participantes que invierten en crudo físico, que en condiciones normales hubieran comprado los contratos, sin poder hacerlo por falta de capacidad de almacenamiento en el momento de la entrega física de los barriles. El resultado es que los precios se desplomaron hasta el punto de que los vendedores tuvieron que pagar por deshacerse de sus barriles de crudo, ya que les hubiera salido más cara la entrega física del petróleo. Algunos inversores tuvieron que aceptar desembolsar casi 40 dólares por barril para evitar hacerse cargo de los mismos. Y los compradores de los contratos de futuros recibieron el dinero y los barriles, pero ahora tendrán que buscar espacio de almacenamiento.

Como pueden apreciar, no se trata de que el precio del petróleo valga realmente cero o negativo, sino que el movimiento de los precios de los futuros del WTI responde a causas técnicas derivadas de la falta de capacidad de almacenamiento.

¿Quiere esto decir que ya hemos dejado atrás lo peor? Tampoco podemos asegurarlo, ya que en última instancia la situación empezará a mejorar cuando la demanda de petróleo comience a normalizarse. Hasta entonces, se seguirán acumulando reservas de crudo y la capacidad de almacenamiento seguirá estando muy cerca de agotarse.

De hecho, el actual futuro del WTI, con entrega física de barriles en el mes de junio, cotiza en estos momentos a unos 11 dólares por barril y es muy probable que, si a mediados de mayo seguimos sin tener visibilidad sobre la demanda de petróleo, podamos volver a tener episodios de volatilidad como los que acabamos de dejar atrás: una tormenta perfecta para los inversores de crudo.