No beba lejía

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

Contacto

26 abr 2020 . Actualizado a las 10:32 h.

De los incontables brotes de pseudo ciencia que infectan a la humanidad, el del terraplanismo es uno de los más desconcertantes. La primera vez que sonó esa flauta parecía imposible que alguien suscribiera un precepto tan alocado y con tantas evidencias en contra. Con el tiempo cayó alguna caña y varios gramos de perplejidad en mesas en las que personas próximas con apariencia de seres humanos racionales deslizaban ese «bueno, bueno» con el que se suelen zanjar los argumentos y cronificar las sorderas. Por cierto, en febrero murió Mike Hughes al estrellarse el cohete casero con el que iba a demostrar que la Tierra es plana. Qué pena.

Seguro que la explicación está en el inicio de Origen, la fábula onírica de Christopher Nolan, en la que Di Caprio sentencia:

-¿Cuál es el parásito más resistente? ¿Una bacteria? ¿Un virus? Lo más resistente es una idea. Altamente contagiosa. Una vez que una idea se ha apoderado del cerebro es casi imposible erradicarla.

Acierta Nolan al aventar que las ideas son más poderosas que los virus. Ideas que se inoculan para bien o para mal. Para progresar o retroceder. Ideas locas, coherentes, perturbadas, malintencionadas o constructivas. Ideas fijas. Por ejemplo, esta semana Trump tuvo una de sus ideas: el covid quizá se cura inyectándose lejía. No importó la sustancia de su idea porque enseguida interesó a mucha gente. Tanta, que The New York Times tituló en redes: «Por favor, no coma desinfectante». Y médicos de todo el país imploraron a la gente que no mastique detergente. Si coló lo de la homeopatía, pensaron, puede que también cuele esto. Así son las ideas. Más poderosas que el virus.