No puede haber fútbol ni en una irreal burbuja

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso CORONAVIRUS

OPINIÓN

CSD

03 may 2020 . Actualizado a las 10:27 h.

La cifra de muertos y de contagios amaina, pero no hay varita mágica que los haga desaparecer de golpe en ningún lugar del mundo golpeado por la pandemia. La salvaje medicina del aislamiento que sufre todavía el país puede permitir por fin que se vaya a poner lentamente en marcha la economía de la que dependen millones de personas. Hace apenas diez días cabía la posibilidad de que un complejo paquete de medidas extremas —cambios de reglamentos y calendarios, modificación de normativas, desinfecciones masivas, protocolos sanitarios, concentraciones interminables y hasta reconciliaciones inverosímiles de algunos de los clásicos enemigos del fútbol español— salvasen el negocio de un ejercicio de profundas pérdidas. Pero la situación ya es otra. La Liga se enfrenta a un callejón sin salida y la solución no puede pasar por pisotear las garantías sanitarias.

Después de semanas con los futbolistas aislados, con entrenamientos en irreales burbujas, los contagios siguen produciéndose en Alemania. Podría parecer imposible, pero sucede por culpa de un virus traicionero y todavía por doblegar. Los inquietantes positivos de la Bundesliga son la prueba de que el regreso del deporte de élite no puede someterse a capricho. Y debían sonrojar a Irene Lozano, que unas horas después lanzó un protocolo al gusto de la Liga y la Federación como si nada hubiese pasado.

A Lozano, apoyo de Pedro Sánchez en sus peores momentos de aislamiento político antes de la pandemia, le tocó la cartera del Deporte en un reparto de poder que terminó de forma disparatada. Y ahora no tiene medida para forzar la oportunidad de convertirse en la salvadora del fútbol. Todo por una foto. Todo por una medalla. Más madera.