Infodemias y epidemias

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer i Balsebre EL TONEL DE DIÓGENES

OPINIÓN

DAVID CHANG | Efe

24 may 2020 . Actualizado a las 10:51 h.

Humberto Eco señalaba que el exceso de información produce ruido y hoy lo estamos comprobando en forma de lo que la OMS denomina «infodemia».

Solo durante la primera quincena del estado de alarma, más de 41 millones de personas siguieron las noticias en España, lo que supone un crecimiento de 2,5 millones respecto al mes de febrero del 2020, eso sin contar las redes sociales. Resulta esperable que tanta información acabe generando ruido y, en ocasiones, algo peor.

Es habitual que ante situaciones como la que vivimos proliferen los profesionales «psi» opinando sobre sus posibles consecuencias. La mayoría de las veces son opiniones obvias y en tono alarmante, sin otro rigor que el de una opinión personal.

Estas semanas he escuchado todo tipo de predicciones, desde el esperable aumento de los cuadros de ansiedad, a los de depresión, estrés postraumático, insomnio, fobias, obsesiones, alcoholismo, consumo de drogas, descompensaciones de patologías crónicas, etcétera. La mayoría de ellas no cumplen criterios de veracidad por muy expertas que se etiqueten.

Lo cierto es que en las sociedades del bienestar se exige que la medicina suprima no solo el dolor de la enfermedad, sino el dolor de vivir, y la experiencia demuestra que el aumento de las prestaciones sanitarias aumenta el número de los ciudadanos que se declaran enfermos. De momento, nos enfrentamos a un futuro de un gran sufrimiento, no de enfermedades mentales, y conviene tener mesura para que los augurios no se conviertan en una profecía autocumplida que desborde la demanda de consultas y de certificados de incapacidad.

Karl Jaspers (1883) acuñó el término «reacción vivencial anormal» —hoy denominadas trastorno adaptativo— para diagnosticar una respuesta afectiva excesiva frente a una determinada vivencia de características traumáticas.

Para que se presente una reacción vivencial anormal se requieren tres condiciones: que no se hubiese presentado de no mediar la vivencia; que el contenido de la reacción vivencial tenga una relación comprensible con ella y que al desaparecer la causa desaparezca la reacción.

Los trastornos adaptativos se describen por la aparición de síntomas emocionales o del comportamiento que sobrevienen dentro de los tres meses posteriores al factor estresante. La reacción debe ser desproporcionada al estrés y debe producir un deterioro significativo en el funcionamiento social u ocupacional. Se distinguen varios tipos: con ánimo deprimido, con ansiedad, con ansiedad y depresión; y con alteración mixta de la conducta y la emoción. La mayoría remiten con el paso del tiempo y solo algunos casos presentan una evolución crónica.

De momento esto lo que lo que cabe esperar, amén de un aumento de conflictos relacionales larvados que estallan con el confinamiento.

Lo demás son especulaciones infodémicas que pueden provocar una epidemia, pero de estrés pre-traumático.