Mitologías

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer i Balsebre EL TONEL DE DIÓGENES

OPINIÓN

María Pedreda

31 may 2020 . Actualizado a las 09:58 h.

Recién estrenada la actual legislatura, escribía en este mismo tonel acerca del mito de Faeton, hijo del dios Helios, dios del sol: Durante una juerga olímpica los amigos de Faetón le vacilaron poniendo en duda de su condición divina y, lloriqueando, fue a mostrar su indignación a Helios, quien se ofreció a darle lo que quisiera para calmar su congoja. Faetón necesitaba acallar las dudas para siempre y pidió que le dejara conducir el carro del sol por un solo día.

A Helios se le puso la corona de punta porque sabía que Faetón aún no estaba preparado para guiar el carro de fuego, pero la perseverancia y las manipulaciones propias del adolescente, hicieron llegar el día en que Faetón se dispuso a montar el carro ante una multitud de seguidores que jaleaban «!Sí que puede!».

Despegó el carruaje con la fuerza de un Falcon y al poco tiempo, un suceso inesperado desbocó a los caballos desconcertando a Faetón que se mostraba incapaz de controlarlos. Primero subió muy alto provocando que la tierra se helara y luego descendió demasiado bajo, provocando incendios y sequías que quemaron la tierra y la piel de los nubios hasta volverla negra. Finalmente Helios no tuvo otra opción que intervenir para evitar más desastres y lanzó uno de sus rayos al carro para pararlo.

Faetón se ahogó en el río Erídano, sus amigos mudaron la pena transformándose en cisnes y sus hermanas -las helíades- cristalizaron en las lágrimas de ámbar de los álamos que bordeaban el río.

En pocos días un joven demiurgo de probada resistencia, comenzará a dar espuela a jóvenes corceles de todos los colores aparejados al carro del Sol, confiemos en que no pierda los nervios si se le desbocan. Contemplemos esperanzados las maniobras acertadas que conduzcan el carro de la forma más prudente y que no necesite ser derribado por rayo alguno que convierta en ámbar las lágrimas de sus amigos.

Hace seis meses de aquello y ahora que los dioses han muerto y no parece haber nadie capaz de parar al carro, la mitología nos da una esperanza: Europa jugaba con sus compañeras en la playa de Sidón cuando Zeus la divisó y quedó maravillado por su belleza; se transformó en un hermoso toro blanco que tenía cuernos de luna creciente rindiéndose a los pies de la bellísima doncella que lo montó confiada, momento en que Zeus aprovechó para secuestrarla llevándosela a Creta.

Zeus la compensó con tres regalos: Talo, un autómata metálico encargado de defender las costas de Creta contra los desembarcos extranjeros; un perro que siempre lograba atrapar a sus presas. Y lo más sorprendente, una jabalina que siempre acertaba en el blanco elegido.

!Oh Mitos delei!...