Planificación empresarial, la única vía

Laura González Novo EN LÍNEA

OPINIÓN

Jesús Hellín - Europa Press

20 jul 2020 . Actualizado a las 08:53 h.

Estos días se recurre mucho al símil entre la situación de crisis generada por el covid-19 y un escenario bélico. Las cifras del impacto económico que nos ofrecen los distintos organismos especializados, nacionales e internacionales, avalan esta comparación. Afortunadamente, parece que, poco a poco, estamos venciendo al virus, pero se avecina una nueva batalla en el plano económico para la que debemos estar preparados. Así, aunque en el momento de declararse el estado de alarma muchas empresas se encontraban en una situación saneada, es posible que, levantadas las medidas impuestas por el Gobierno, muchas de ellas se encuentren en una situación de insolvencia, actual o inminente.

La insolvencia se define como el escenario en el que el deudor no puede cumplir o prevé no poder cumplir regularmente con sus obligaciones. Es decir, está vinculada a la falta de liquidez para poder hacer frente al pasivo corriente (en esencia, pagos a proveedores y a trabajadores), y todo parece indicar que la crisis provocada por el covid-19 va a generar muchas tensiones en la tesorería de las compañías. Ante esta situación, los empresarios deben hacer un análisis realista de su negocio y prepararse para el peor escenario. Y tienen que hacerlo ya, pues postergar la toma de decisión y la necesaria planificación no hará, sino, que el problema sea de imposible o de muy difícil solución.

Existen muchas medidas que las sociedades pueden diseñar para evitar verse abocadas al concurso de acreedores o al menos, a un concurso que conlleve su liquidación. Ventas de elementos no esenciales, operaciones de lease-back, fusiones, escisiones o acuerdos de refinanciación, entre otras, son herramientas que, con la finalidad de mejorar su situación patrimonial y financiera y, por tanto, de preservar su actividad y los puestos de trabajo, ya pueden -y deben- poner en marcha.

Es posible que estas medidas no sean suficientes y que el concurso se presente como la única solución posible. Pero si se ha actuado con previsión y se han adoptado las medidas pertinentes, se puede presentar un concurso con una propuesta de acuerdo con los acreedores o de venta de la unidad productiva. De esta manera será posible la continuidad de la actividad empresarial, con las evidentes ventajas que conlleva para el empresario, para los trabajadores y para el conjunto del sistema económico.

Anticiparse es, por tanto, clave en estos momentos de incertidumbre. Esto exige un análisis crítico por parte de los empresarios y la tempestiva puesta en marcha de las medidas oportunas. Pero siempre es necesario adoptar todas las precauciones necesarias porque si las medidas elegidas no son procedentes, podrían calificarse como perjudiciales para los acreedores o considerarse como fundamento de responsabilidad del administrador societario en un escenario concursal posterior.